Diario de León

CUERPO A TIERRA
Antonio Manilla

Los técnicos municipales

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León es el suma y sigue de la queja con causa, de la rebeldía muda, del vino del mediodía y la caña a media tarde, las farolas sin luz, los rastrillos ante la catedral, los barrios abandonados y el centro impoluto, aceras tupidas en primavera y copas taladas en cuanto despunta la flor de sus nidos. Somos la capital mundial del conformista estar a verlas venir, del pan para hoy y hambre para mañana, del Dios proveerá y para este viaje no hacen falta alforjas, me voy al bar. Y me hago la raya al medio porque me da la gana. Como si me la pinto con acuarela porque estoy calvo. Buenos somos en León como para pararnos a escuchar y a distinguir las voces de los ecos. Por eso no diferenciamos lo importante de lo accesorio. Lo que es esencial de lo que es tendencia. En ese histórico ir al tuntún destacan desde siempre la ausencia de plan y los caprichos urbanísticos de los alcaldes sucesivos que nos ha dado el siglo corriente. Menuda cosecha. Desde la plaza de la Catedral o la de San Marcos, pasando por la del Grano, hasta llegar al trampantojo descolorido de vía verde perpetrado en Ordoño o al desmochado de la avenida de los Cubos, casi todo alcalde ha querido dejar su huella de piedra y asfalto en la ciudad.

Y todos lo han hecho, sin excepción, como corresponde en este tiempo de instancias y normativas, invocando a los técnicos municipales, como si estos hicieran otra cosa que dar curso a las ideas, por pésimas que sean, para que se adecuen a la legalidad vigente. Los peritos del común, esa excusa recurrente, son un gremio desconocido al que habría que poner, si no nombre y apellidos, al menos currículo. Una mínima transparencia para saber si ha sido un diplomado en Estética el que ha aprobado estos despropósitos y planes de desertización de las calles ampulosamente llamadas peatonales, cuál licenciado en geografía humana es el que ha dado paso a los intrincados planes de incomunicación viaria y a las otoñales setas de las rotondas, si un historiador ha avalado la ejemplaridad de todos esos señores y señoras feudales que tanto se prodigan en la estatuaria pública. Tenemos no muy lejanas las elecciones de nuestros representantes municipales, pero igual para lo que había que votar era para elegir a los técnicos municipales. Y, como gremio, homenajearlos preventivamente con una calle ya.

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