Lo que se calla
Más que valer por lo que cuenta, el valor de todo periodista está en lo que calla, en lo que no se puede decir (por ahora), en lo que no conviene (el dueño tiene intereses y amigos) o en secretitos comprometedores que no valen ni lo que pesan. Verdad de templo. Nada nuevo. Es así desde el escriba del faraón, pasando por el cronista de reyes o papas hasta reinar hoy en toda redacción, desde la Fox, Al Jazeera o la BBC hasta El Pensamiento Astorgano, que en paz descanse. También es cierto lo que decía Albert Camus: «Toda verdad tiene dos caras, pero una no pude contarse». ¿Será que una verdad entera puede matar?...
Además de lo que calla, el valor añadido del periodista está hoy también en lo que pueda fabular, exagerar o difamar confiado en verse protegido por el corporativismo colega, cómplice por lo común como ocurre entre policías, jueces, médicos... Se necesita este género de periodista en un negocio invadido como nunca por el amarillismo, el entretenimiento y la propaganda. Brilla lo falaz. A color. Y todo poder económico o político quiere su medio o influir en ellos. No hay día que no se cree uno en el éter digital, bien barato sale. Y a más medios, más guerra (sucia, chisplau), y en la guerra todo vale, su primera víctima es siempre la verdad. ¡Más madera, más periodistas!... y miles de tertulianos de lo rosa, lo tripero o la trinchera política que se visten de periodistas y lo son igual que Ábalos monje trinitario. El libre mercado manda. Jodeos y desollaos. ¿Y quiere impedir todo esto un gobierno moralista con nueva ley y varas de medir mentiras o infamias?... ¡cuánta ingenuidad para nada!, ¡cuánta doctrina censora para todo!... adelante, y la plebe podrá pedir guillotina en la plaza y linchar en unas redes que seguirán gobernadas por el coro, la campaña, la mentira o el puñal, gracias, ¿quién no querrá cagar ahí su sentencia de muerte?... ¿Y quién y cómo le pondrá collar a la falsedad o cascabel a la insidia?... ¿?... ¿?... cuando el gran problema seguirá siendo cómo desactivar al que desea ser engañado... y al idiotizado que comulga a diario hostias en vinagre.