La gochapeza
Resulta que había aquí un juego popular propio de guajes y mocetes, juego de la gochapeza o gocha peza , que podría considerarse origen del golf que conocemos hoy y que fue regulado en la Escocia de 1845. La gochapeza es anterior , date. Consiste en lanzar una bola con un palo hacia un agujero o círculo, según sitios. Ya se jugaba aquí en el s. XIII, construyéndose la Catedral. Hasta podría decirse que fue herencia romana; no es disparate imaginar legionarios de la VII Gémina jugando con palo y pelota o piedra para meterla en algún furaco o en el occipucio de alguno, pues en Roma se jugaba con palo y bola gorda la «paganica» que anda en bajorrelieves. Aquel legionario (más africano que latino, aydiós, qué abuelos tenemos) bien pudo dejar aquí el germen del golf... ¡Ojo, Europa!, con estos precedentes y pruebas León puede sacar pecho, picha y rabo, sí señora, sí, y orgullo rampante, ¡alza el rabo, León!... Nos empeñaremos en ello con tesón y no será difícil que algún organismo olímpico o paraolímpico nos titule como Cuna del Golfismo . Si la del Parlamentarismo salió fácil, esta es breva madura. Cuna del Golfismo Europeo . Casi nada.
Se averigua poco de la gochapeza en la red. Diccionarios lo tienen claro al definir la palabra: « Gochapeza : 1. f. León. Juego de muchachos que consiste en meter en un círculo una bola impelida a palos» . ¡Palabra femenina y leonesa!, ¿queréis más?... pues declárese cosa cazurra, patrimonio inmaterial, cuna identitaria... y palante con los ciriales (lo cierto es que se jugaba en media España; nos la copiaron, seguro). Así ruló: Se practicaba en todo tipo de terreno y el material necesario era un palo con igual función que en el golf y un objeto a ser movido . Variantes: Meter en un círculo o agujero una pelota propulsada con palos. Mover rápidamente sobre el terreno una pequeña bola de madera que los de un bando envían a los del otro bando con palos parecidos a cayados »... ¡¡Honor a la gochapeza!! Páguese a un historiador bizco y a un etnógrafo florido y nos lo llevan a la Unesco... ¡Cuna del Golfismo!... Que sí. La tenemos en el bote.