Cerrar

CUARTO CRECIENTE
Carlos Fidalgo

Crímenes de guerra

Creado:

Actualizado:

Dice David Grossman, el escritor israelí, que los colonos fundamentalistas «ocupan tierra palestina agitando la Biblia como si fuese una escritura de propiedad».

Opina David Grossman, que perdió a su hijo en 2006, durante un ataque de misiles de Hezbolá contra el convoy militar del que formaba parte, que el reconocimiento del Estado Palestino por parte de España, de Irlanda y de Noruega, «es un buen paso». Pero añade que quizá no sea el momento oportuno. «Israel está herida».

Piensa David Grossman, que vive en Jerusalén y es militante de la izquierda israelí, que la guerra es inevitable. Y que Israel y Hamás está enredados en un círculo vicioso de violencia y odio. Y aboga porque una coalición internacional ayude a las dos partes a encontrar una solución.

El conflicto entre judíos y palestinos va camino de cumplir ochenta años. Un conflicto azuzado, como bien dice Grossman, por los fundamentalismos. En los dos bandos. Extremistas que quieren echar a los judíos ‘del río al mar’, frente a colonos que esgrimen la Biblia para quedarse con las tierras de los palestinos.

Y en el medio, gente como David Grossman, al que le gustaría que los palestinos alcanzaran algún día «una democracia que sirviera de contrapeso a Hamás», pero no deja de advertir sobre el lenguaje que ha calado para denunciar la desproporcionada respuesta del Gobierno de Israel —que ya ha costado 35.000 vidas palestinas y ha puesto a Netanhayu en el punto de mira de la justicia internacional— a los brutales ataques de Hamás el 7 de octubre. «No me parece exacto hablar de genocidio», responde en El Mundo . «Israel —insiste— no busca erradicar a los árabes. No fue así en 1948, cuando se confirmó el Estado de Israel. Ni en 1967, cuando ellos nos sorprendieron con la intención de acabar con nosotros».

«Israel merece alguien mejor que Netanyahu», la persona «más destructiva» para estar al frente del país, concluye el escritor. Y solo hace falta ver los grotescos videos de su ministro de Exteriores, que mezclan el flamenco con el terrorismo de Hamás, y las declaraciones donde acusan a España (y a Irlanda y a Noruega) de ‘incitar al asesinato del pueblo israelí’ y ser ‘cómplices de crímenes de guerra’ —qué hipocresía—, para entender que David Grossman está en lo cierto.

Cargando contenidos...