Diario de León

Estanislao de Luis Calabuig 

El tabaco es la principal causa de muerte previsible

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Cuando se plantea el problema del cáncer se hace necesario dar a conocer las causas y evidenciar todas las posibilidades para su prevención. Uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres padecerá cáncer a lo largo de su vida. La referencia a las causas se expone en un amplio listado de condicionantes genéticos y ambientales, pero siempre encabezado por el consumo del tabaco como factor de riesgo principal, no solo de que el cáncer se manifieste, sino también, y lo que es más grave, como desencadenante de muerte, con índices de mortalidad que son casi tres veces mas elevados que en las personas que no han fumado nunca. También hay que señalar que el tabaco es la primera causa de muerte previsible en nuestro país, con valores comparables a un muerto cada 11 minutos.

Muchos de los productos de la combustión del tabaco son compuestos químicos cancerígenos, posibles desencadenantes de los más peligrosos tipos de cáncer. De las más 4.000 sustancias diferentes en el humo del tabaco, 69 son consideradas altamente tóxicas y cancerígenas. La lista de tipos de cáncer provocados por el tabaco por sí misma es amplia, y su enumeración puede ser, a la vez, alarmante y advertidora: pulmón, laringe, boca, esófago, garganta, vejiga, riñón, hígado, estómago, páncreas, colorrectal, cérvix o cuello uterino, así como la leucemia mieloide aguda. El uso del tabaco sin humo, como el rape o el tabaco de mascar, revela riesgos mayores en boca, esófago y páncreas.

En España se diagnostican al año más de 30.000 nuevos casos de cáncer de pulmón, y las estimaciones señalan que el 80-90% de este tipo de cáncer se dan en los fumadores, o en personas que hayan dejado de fumar recientemente, con un riesgo de 10 a 20 veces mayor de desarrollarlo que en los no fumadores, y ese riesgo es proporcional al número de cigarrillos fumados al día y al tiempo que se haya estado fumando. En 2023 en la provincia de León se registraron 377 casos de cáncer de pulmón, con una mortalidad de 313 que ocupa el primer puesto en el ranking de decesos por cáncer.

La nicotina es una droga fuertemente adictiva, semejante a la producida por la heroína o la cocaína. La nicotina es absorbida por el torrente sanguíneo a través del revestimiento de la boca y de los pulmones trasladándose al cerebro en solo 7 segundos, y en cuestión de 20 llega a las zonas más distantes del cuerpo, convirtiéndose en la droga que más rápidamente llega al sistema nervioso. Esto es lo que produce la dependencia física del tabaco y el síndrome de abstinencia.

Consumir tabaco siempre lleva asociado un determinado grado de daño en los fumadores, aunque tan solo sea un cigarrillo al día durante un largo periodo de tiempo. Dejar de fumar, por consiguiente, supone una ganancia sustancial en calidad y expectativa de vida, en comparación con quienes continúan fumando, y también dejar de fumar cuando se ha diagnosticado un cáncer reduce el riego de muerte.

Los beneficios para la salud al renunciar al tabaco son inmediatos e importantes. El ritmo cardiaco responde rápidamente retornando a niveles normales. Después de unas horas la concentración de monóxido de carbono en la sangre disminuye sensiblemente, volviendo a la normalidad la capacidad de transporte de oxígeno por la sangre, notándose en una mejor y más eficaz respiración. Tras unas semanas sin fumar mejora la circulación y baja considerablemente la típica tos de los fumadores. Varios meses más tarde hay una considerable mejora de la función pulmonar, reduciendo la fatiga por cualquier esfuerzo. Y a los pocos años de deshabituación tabáquica se reducen los riesgos por cáncer, enfermedades cardíacas y otras dolencias crónicas, en comparación a lo que hubiera sido de haber seguido fumando. A los 15 años de abandonar la rutina de fumar el riesgo de enfermedad cardiaca es el mismo que el de una persona que nunca hubiera fumado. Dejar de fumar antes de los 40 años reduce la posibilidad de morir prematuramente por enfermedades relacionadas con la inhalación del humo del tabaco en valores cercanos al 90% y, en cualquier caso, se manifiesta una muy clara mejoría de la calidad de vida.

Pero las personas no fumadoras que se desenvuelven en un ambiente de aire contaminado por humo del tabaco, o el exhalado por el fumador, tabaquismo involuntario o pasivo, aunque lo inhalen en pequeñas cantidades, también se verán perjudicados, hasta tal punto que de cada 10 personas que mata el tabaco cerca de 2 son no fumadores que están expuestos al humo ajeno. Es obligado vigilar los lugares frecuentados por menores o personas sensibles en su salud, estableciendo normas que regulen de forma eficaz espacios libres de humo del tabaco que garanticen la ausencia de inhalación involuntaria. Dejar de fumar puede no ser una tarea fácil, ya que no existe ninguna fórmula mágica. Existen estrategias dirigidas a romper el hábito tabáquico Si en ese proceso de decisión se requiere ayuda, la Asociación Española Contra el Cáncer ofrece un programa de deshabituación tabáquica de forma gratuita, buscando no solo dejar de fumar sino también mantener la abstinencia. Nuestro objetivo es conseguir para 2030 la primera generación libre del tabaco, pero en la actualidad uno de cada cuatro jóvenes, entre 16 y 24 años, y uno de cada tres, entre 26 y 35 años, fuman a diario.

Hoy, como todos los 31 de mayo, cuando celebramos el Día Mundial Sin Tabaco, queremos resaltar las consecuencias de las actitudes frente al tabaquismo.

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