El Torrente hebreo
Vivimos tiempos de decadencia universal y hasta el Mosad, que antes nos parecía el colmo de la sofisticación y de la acción encubierta, ahora parece dirigido por algún Torrente hebreo con palillo en la boca y llavero del Maccabi de Haifa. Los servicios secretos israelíes solían cultivar una precisión quirúrgica en la definición de sus objetivos y en la respuesta a sus enemigos. ¡Era una cosa seria el Mosad! En la película Múnich , Spielberg rastrea cómo se produjo la eliminación física de los autores del atentado en los Juegos Olímpicos de 1972 y, aunque uno prefiere el viejo sistema de la presunción de inocencia y del juicio justo, hay que reconocer la exactitud casi científica de la venganza.
Pero ya no es tiempo de sutilezas y el ministro de Asuntos Exteriores, Israel Katz, nos lo acaba de demostrar con el vídeo dedicado a España, al que no le falta un detalle, con sus bailaores flamencos y sus atentados islamistas. Con gente tan pintoresca como nosotros lo ha tenido fácil. Los vídeos de Irlanda y Noruega son más confusos. Como el ministro Katz quizá ni siquiera sepa dónde está Oslo ni qué demonios hacen allá lejos, ha puesto a un tipo con barbas jugando con fuego mientras suena de fondo una musiquilla vagamente vikinga.
Para redondear la afrenta, luego le ha llamado al presidente Sánchez inquisidor e incitador al genocidio judío; insultos decepcionantes que revelan otro doloroso fallo de los servicios secretos israelíes, que ya ni se dedican a leer los periódicos. Si, en lugar de tanta bilis genérica, Katz hubiera deslizado que el título universitario de Begoña es de chichinabo ya habríamos retirado a la embajadora en Tel Aviv y mandado cuatro fragatas al Mar Rojo.