Vientos de cambio
Las elecciones europeas del próximo domingo ya comenzaron en realidad este lunes. Estonia fue el primer país en abrir las urnas, y sucesivamente se desarrollarán los procesos con plazos diferentes en los 27 países hasta el día 9. El sábado, por ejemplo, votarán Eslovaquia, Letonia y Malta.
El viejo continente exhibe así un músculo democrático cuando quizá es más necesario que nunca. El terrible siglo XX se zanjó en una tarde de noviembre de hace justo 35 años. La caída del Muro de Berlín decantó —por mucho que sigan intentando cambiarnos la memoria— la llamada Guerra Fría. La Europa cuna de la Democracia y las libertades se impuso al afán terrible de las dictaduras, que dejaron una riada de muertos que, lamentablemente, no se ha completado al no haberse extendido lo suficiente los estados de derecho por el continente y, por qué no soñar un poco, por todo el planeta.
Las raíces griegas, romanas y cristianas han generado un proyecto de convivencia ciudadana basado en los derechos y libertades hoy reconocidos de manera general en las democracias homologables. El epicentro está en esa Europa —con una página del parlamentarismo escrita en San Isidoro— contra la que luchan a diario los que no comparten esas fórmulas, y buscan el retroceso a las dictaduras que siguen haciéndose hueco en lugares como Latinoamérica o buena parte de África.
El listado de los 27 países que votan estos días ha resquebrajado aquellos bloques de la Guerra Fría al acoger a estados que fueron brutalmente aplastados por los tanques rusos. Eso parece que Putin no está dispuesto a que se olvide, y sigue jugando a establecer líneas rojas, literalmente, para evitar que el aire de libertad sople hacia los territorios que aún aspira a manejar con el establishment heredero del que mató a más de cien millones de personas durante ese siglo XX implacable.
La banda alemana Scorpions, con su Wind of Change (Vientos de cambio) puso la banda sonora a aquel mítico 1989 y a los tiempos de esperanza que simbolizaron la unificación alemana. Allí han sabido pedir perdón y zanjar la barbarie nazi y también la soviética. Y mirar hacia adelante para volver a ser esa máquina que tira del tren a nivel mundial.
Aquí, cuando recurren al término ‘cambio’ suelen apostar en general por lo de tocamos la misma con un poco más de bombo.