Diario de León

AL TRASLUZ
Eduardo Aguirre

Gracias de Grecia

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Nunca he estado en Grecia, pero la llevo dentro. Y hay muchas, no solo la homérica o la clásica; es presente luminoso, además de gran ayer. La reedición de Literatura griega contemporánea (1821-2021) (Sial/Trivium), de Alicia Villar Lecumberri, nos descubre la extraordinaria calidad de sus escritores vivos o del pasado cercano. Como fardar de amigas no es fardar, diré que esta pamplonica ha traducido Poética, de Aristóteles, ahí queda eso; además, sin ayuda del traducido. En su día, Villar contó para escribir su Literatura Griega con una beca de la Fundación Onasis, dos veces prorrogada. Prestigiosa filóloga y helenista, profesora de griego clásico y de moderno, eficaz organizadora de congresos, vicepresidenta de la Asociación de Cervantistas, persona muy querida y valorada, hablará el domingo de su ensayo, en la Feria del Libro de Madrid, en el Pabellón Europa, a las 19,30 horas, respaldada por una leyenda: Carlos García Gual; también por el exembajador de Grecia en España, Jiménez Ugarte, y por la pintora Evi Tsakniá. Un acto cultural de prestigio, organizado por la Comisión Europea y por la embajada de Grecia, en el que será leído un poema que Yorgos Gotis ha escrito para el acto. Allí estaré, porque Madrid es mi origen, pero Grecia es suma de orígenes. «Escribirlo fue una odisea», me reconoce. Pero sin necesidad de destruir Troya. Sus páginas son sirenas buenas y llevan dentro músicas, esos ritmos que Villar tanto ama. Ha traducido todos los textos griegos que reproduce, ahí queda también eso.

Este ensayo es proeza filológica y lingüística, a la vez logro académico y capaz de atrapar a toda clase de lectores. Algo así como una versión actual de los doce trabajos de Hércules. Nostoi , llamaron los griegos a las historias del regreso de quienes lucharon en Troya. Pues bien, regresaré muchas veces a sus páginas, repletas de vida.

En casa lo tenemos decidido: cuando nos toque el gordo — Santce Socrates, ora pro nobis — ficharemos a esta griega vocacional para que nos enseñé las gracias de Grecia, que no son tres, sino infinitas. No hay mejor guía que un corazón que te contagia sus latidos. Villar ha hecho justicia a una literatura que no es solo gran ayer, también luminoso hoy.

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