Diario de León

Hojas de chopo Alfonso García

Por héroes no será

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He oído a más de un sabio decir que el proceso evolutivo de un año actualmente es mayor que en otros períodos históricos en un siglo. Confío en su palabra. Lo que sí observo, siempre bajo la luz de la prudencia, es que la gramaticalización, los movimientos semánticos, la desaparición de palabras y la creación de otras nuevas… permiten cambios permanentes en la lengua, a veces muy rápidos, que se convierte así en un elemento vivo. Solo haría falta un contraste lingüístico intergeneracional para darse cuenta.

Hago esta reflexión primera por un hecho que me está llamando especialmente la atención en estos días, coincidiendo con las jornadas finales de las competiciones deportivas, especialmente el fútbol, aunque, en este último caso, se enriquecerá seguramente el elenco a que me refiero durante la Eurocopa, a punto de caramelo.

Héroe es la palabra. La RAE ha ido ampliando las entradas desde la inicial, seguramente por las razones apuntadas: «Persona que realiza una acción muy abnegada en beneficio de una causa noble», «Persona ilustre y famosa por sus hazañas y virtudes»…, considerando hoy como sinónimos o afines campeón, valiente, ídolo, famoso… Un amplio paraguas de generoso amparo. Casi todo dios puede ser considerado héroe. Nunca se sabrá cuántos herejes, en ese binomio sobre el que escribió Borrows Dunham.

El concepto de héroe se ha trasvaso con mayor frecuencia al mundo deportivo, especialmente al fútbol, que ha incorporado palabras y expresiones —no habéis leído bien el partido»— que parecen exigir estudiar metafísica para entender hoy tan popular deporte, en el que abundan los héroes y los dioses. Héroe llaman al que marca un gol decisivo en el último minuto, héroe al equipo que asciende de categoría, héroes los que saludan a las multitudes después de ganar un campeonato, héroe al portero que detuvo el penalti que dio la victoria al equipo… Crecen los héroes como la hierba.

Intuyo una razón para tal nomenclatura: ciertos programas radiofónicos deportivos, que, más que informar, sus periodistas y colaboradores se convierten en hinchas confesos de un determinado equipo. Se vocean, defienden ardorosamente a los suyos, hablan apasionadamente a la vez sin que el radioyente pueda entender tal apasionamiento. Convierten, en fin, en heroica cualquier acción normal de los suyos. Información polarizada, porque, al parecer, los equipos más débiles no tienen voz en este concierto. Solo unos pocos. Son los héroes del pelotón, que diría Crémer.

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