Diario de León

CUARTO CRECIENTE
Carlos Fidalgo

Inmigrantes

Creado:

Actualizado:

La imagen que más me conmueve de la exposición de Las Edades del Hombre, que desde este miércoles se puede visitar en la iglesia de Santiago y en la Colegiata de Villafranca del Bierzo, no es un Cristo ensangrentado.

No es un calvario, con Jesús doliente, flanqueado por dos ladrones. Tampoco ese San Antonio Abad, patrón de los animales, que tan bien talló el escultor Gregorio Fernández, un talento admirable.

No, la imagen más me sacude no es ninguno de los lavatorios, ni siquiera esa pieza tan singular en alabastro policromado, una obra de un artista anónimo chino-filipino que procede de la iglesia de Celanova, en Orense.

Tampoco es ninguna pintura. No es El Greco, con su Visión de San Francisco. Ni Luis Gómez Domingo, el berciano de Teruel, que ha pintado para la muestra una imagen de las Bodas de Caná.

Y no son los dibujos animados de la experiencia inmersiva en la iglesia de Santiago.

No, la imagen que más me impacta de las 110 piezas que durante seis meses se pueden ver en Villafranca del Bierzo es un testimonio en movimiento. Una barca, un cayuco quizá, cargado de inmigrantes, con sueños pesados como piedras, que se arriesgan a perderse en el mar, a morir deshidratados, a ahogarse, con tal de llegar a la Tierra Prometida.

Y esa es nuestra tierra, donde buscan más oportunidades. Y donde el miedo que despiertan entre personas con las que convivimos a diario alienta el voto ultra, racista y xenófobo, y hace crecer a los mesías de las redes redes sociales que agitan el temor a las diferencias culturales para pescar en río revuelto.

Y se nos olvidan dos cosas. Este país necesitará hasta 25 millones de inmigrantes en los próximos treinta años para mantener nuestro sistema de pensiones, según un informe del Banco de España. Y se nos olvida, sobre todo, que somos hijos de la inmigración. Que nuestros padres, nuestros abuelos también se fueron a Francia, a Alemania, a Argentina, para labrarse un futuro mejor.

Así que en el fondo, esos inmigrantes a punto de ser rescatados en la sala de pantallas de Las Edades del Hombre también nos representan. Lo fuimos un día. Inmigrantes. Que nunca tengamos que serlo de nuevo.

tracking