Fiesta y festín
No sé por qué el señor Alvise llamó a lo suyo Se acabó la fiesta, si lo que quiere es participar en ella. Mucho más apropiado habría sido llamarlo «¿Dónde está mi trozo del festín?». Un exabrupto más no le hubiese restado votos, al contrario, su votante los agradece. Admitámoslo, 800.000 son muchos antistema. ¿Cómo ha sido posible, solo porque papeleta rima con pataleta? Resultaría divertido sino fuese reflejo de una degeneración de nuestra democracia, aunque la reflejan también otros partidos. Si Trump fue presidente de los Estados Unidos ya todo es posible; si puede volver a serlo es reflejo de que las urnas siguen teniendo puertas de acceso a los monstruos. Todos los neofascismos tienen en el estadounidense su maestro. El futuro es inquietante. El otro día leí un librito titulado «¿A dónde vamos a parar?». Muy actual, salvo porque es un texto escrito en el XIX por un sacerdote… acerca de la revolución francesa. Ahora podemos responderle: Europa fue a parar a dos guerras mundiales, a nuestra guerra civil, a la actual Rusia… Para algunos, la paz es solo es un espejismo entre guerra y guerra. En días pasados. el ministro alemán presentó su plan para recuperar el servicio militar obligatorio. «Alemania tiene que estar preparada para la guerra en 2029». Y explicó: «porque en cinco años Putin puede estar atacando a la Otan». Los alemanes son metódicos y no se rigen por nuestro de «si tan nuestro de si tan largo me lo fiais».
En efecto, no hay que ser catastrofista para percibir que las democracias europeas están en grave peligro. Qué irresponsabilidad social abrirles las puertas a los enemigos internos. Estos no ganan elecciones, pero los pactos les dan visibilidad y poder. Y ocurre a derecha e izquierda. Uf.
Alvise ya tiene su trozo de la tarta. A la extrema le ha salido un extremo. ¿Cuánto tardará en salirle el suyo al nuevo? Ha sacado 800.000 votos siendo el arquetipo del yerno no ideal, ahora tendremos que sufrirlo todos y no solo en la comida de los domingos. Y no es recién llegado, ha estado en otras formaciones, en otras fiestas. Alguien, hace mucho, le abrió la puerta al gran festín. Pero tampoco basta con no votarlo, hay que estudiar por qué 800.000 españoles sí lo han hecho.