Financiación singular
El presidente sigue empeñado en demostrar a los ciudadanos que es capaz de todo con tal de seguir en La Moncloa. Ahora, continuar en el poder pasa por Cataluña y porque al menos ERC se avenga a hacer presidente a Salvador Illa, el líder de los socialistas catalanes, que ha ganado las elecciones, pero no le dan los números para gobernar si no es con apoyos.
No han sido pocas las sorpresas que Pedro Sánchez nos ha ido dando en estos últimos años, a pesar de que una y otra vez, pensábamos que no era posible que siguiera subiendo la apuesta. Lo hizo con los indultos, con las modificaciones del Código Penal o con la amnistía.
Ahora, redoblando la apuesta, que a la vista de lo que ha pasado, no es conveniente no creérsela. Lo más probable es que la perdamos. Sánchez se dispone, por un lado, a conceder a Cataluña una «financiación singular» otro eufemismo a los que tiene acostumbrados ya, y que se traduce en la condonación de 15.000 millones de euro de deuda y una financiación especial al margen de las CC AA.
Y, por otro lado, veremos qué tipo de maniobras realiza para acabar renovando el Consejo General del Poder Judicial para nombrar a jueces afines, saltándose la Constitución, las recomendaciones de la Unión Europea y lo que haga falta.
La «financiación singular» no es más que otra forma de hacer de Cataluña una comunidad autónoma diferente al resto, es decir, considerar privilegiados y singulares a los ciudadanos de Cataluña frente al resto de los españoles. Parece que le da igual si las demás comunidades están gobernadas por el PP o por su propio partido. El caso es ganarse al independentismo para que los votos de esos partidos en Cataluña le faciliten al mismo tiempo la vida como presidente del Gobierno. Muchos expertos ya han señalado que hacer desiguales a los españoles es inconstitucional, ya que rompe el principio de igualdad de todos los ciudadanos españoles vivan donde vivan. Obviamente, esto no será impedimento para los planes de Sánchez. Ya lo ha hecho con la Ley de Amnistía y de forma más sangrante con el delito de malversación.
Vienen tiempos raros, difíciles, de choque a cara de perro con los medios de comunicación y el poder judicial. No parece que esto le preocupe al presidente si el fin es seguir gobernando. Eso sí, la calidad democrática, esa que en su opinión hay que recuperar, porque la justicia y la prensa han levantado los posibles casos de corrupción de su esposa y su hermano, es mucho peor según los estándares mundiales como nos acaban de comunicar, lo que sin duda repercute en la confianza en España, en un momento en que la inversión extranjera y de nuestras empresas desciende a niveles preocupantes.