Muy mal lo del automóvil
No todo es culpa del Gobierno y de los sindicatos. Aparte de que los sindicatos parece que están de vacaciones, desde fue investido presidente del Gobierno, quien se ha ganado a pulso pasar a la Historia como Pedro I, El Mentiroso... Aparte de que nuestros gobernantes tienen un entusiasmo por la industria de automoción perfectamente descriptible... debemos reconocer que, en la pretendida transición del coche de combustión de derivados del petróleo al coche eléctrico, casi todo se ha hecho bastante mal.
La suposición de que todos los europeos tenemos dinero suficiente para comprar un coche eléctrico pasará a la antología de la estupidez. Poner el carro delante de los bueyes, o sea, esperar que un ciudadano —acostumbrado a ir desde Madrid a Alicante, en cuatro horas, sin agobios— tenga que parar, en algún momento, para recargar el coche eléctrico —si es que encuentra un punto para recargar— y que le cueste llegar a su destino un par de horas más, o tres, constituye una de esas melonadas memorables, que prestigian el porcentaje de tontos contemporáneos que gobiernan en Europa y en España.
Saltarse las etapas de transición, o sea, no haber apostado por los automóviles híbridos, dando tiempo a que el usuario se acostumbrase y, además, dar tiempo a que la red de recarga se fortaleciese, es uno de esos olvidos que dejan perplejo a un estudiante de segundo de Economía y Mercados.
Y, por último, estos ecologistas del sector talibán, que se ponen nerviosos, cuando alguien, a su lado, vapea o fuma un cigarrillo, no han tenido tiempo para explicarnos que las baterías del coche eléctrico tienen una vida limitada, y que cambiar la batería puede ser menos rentable que comprar otro coche eléctrico nuevo, ni tampoco que estos ecologistas de mierda —que diría el educado ministro de Transportes o la vicepresidente Yolanda Díaz— no nos hayan informado de que estas baterías usadas e inservibles tardan en reciclarse y no contaminar... ¡cinco siglos! Y eso sin exagerar.
Muy mal lo del automóvil. Menos mal que la temible «extrema derecha», que dicen los ecologistas que ha ganado las elecciones en la Unión Europea, pondrán algo de raciocinio, después de tanta tontería contemporánea.