Las xanas protectoras
Hay noches mágicas en los calendarios personales, por supuesto, pero también, y de qué modo, en los colectivos, fundamentados en hechos históricos que, con frecuencia, van perdiendo el perfil con el paso del tiempo. La noche que ha dado paso a la festividad de hoy, San Juan, es en origen una de ellas, y por esa razón abarca una geografía festiva de notable amplitud por medio mundo, más por la noche que por el santo. No se debe olvidar en este sentido que cuando Teodosio firmó (siglo IV) el edicto por el que la religión cristiana se convertía en la oficial del Imperio romano, la festividad pagana del culto al fuego perdía así la magia que había tenido hasta entonces. Pero permanecía, eso sí, el vínculo con el fuego, semejante a los ritos sagrados ancestrales.
El fuego y el agua purificadores son los dos elementos míticos por excelencia, dentro de la idea primigenia que los antiguos filósofos griegos tenían de algunos elementos como principio de las cosas. No en vano, tanto tiempo después, y posiblemente sin una conciencia clara del dato, los fuegos artificiales, símbolo del fuego, tengan aquí lugar junto al río. Fuego y agua. El fuego, sobre todo, simbolizado en la hoguera. La Hoguera de San Juan como referente de purificación, de renovación. Entre las muchas tradiciones y ritos que la ocasión ha propiciado a lo largo del tiempo, la escritura en una hoja de nombres y hechos que se pretenden olvidar como indicación del final de un ciclo para iniciar uno nuevo, cuyos deseos escritos pueden también arrojarse al pasto de las llamas. Ahuyentar, en fin, los malos espíritus y atraer la buena suerte.
También tuvieron arraigo entre nosotros los ritos del agua. En esta Noche Encantada, en concreto, fue vigorosa la presencia de las xanas, especialmente en la montaña (Balboa, por ejemplo). Entre los seres fantásticos de esta tierra -trasgos bullangueros, sumiciu, martinillo, reñubero, troneiro, zamparon…- cobra especial protagonismo en esta noche la chana (xana), la belleza femenina protectora de enamorados y causante de enamoramientos junto a ríos, riachuelos y lagos. Se supone y desea que esta noche haya ejercido con intensidad sus dones y sus dotes.
Hoy ya es San Juan, después de la noche mágica. Día de pedir al sol que no abandone la tierra, ahuyente los malos presagios y traiga la felicidad a la tierra. Y que a esta, en concreto, llegue la ilusión y el futuro, que falta nos hace.