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LEÓN EN VERSO. Luis Urdiales

Esos leonesistas sin carnet

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E l pequeño de los Corleone vaticinó el triunfo de la revolución cubana cuando vio que los rebeldes luchaban gratis y la guardia de Batista disparaba por la pasta. De otra guerra emotiva, convendría saber quién decidió decorar tramos de la ruta a Compostela con la cartelería de la estación de autobuses de León; cuánto nos quitaron del monedero para financiar la placa, que no todo va a educación y sanidad; o, lo que tendría más enjundia, quién se llevó la bolsa por la señal. El poder nunca se queda quieto; el poder nunca duerme. Le pasa lo que al dinero. Por si se creía la UPL que los poderosos no iban a revolverse tras el sonrojo de las elecciones locales en el cinturón obrero de León, si se puede decir obrero en León, o en las comarcas saqueadas donde tras 40 años queda el mismo reborde de los tapices del oro que dejaron los comunistas en el palacio del emperador húngaro. El poder suele apretar más al cuello cuanto más le aprieta el zapato; que le pregunten a un equipo de Tarragona cómo se las gasta el poder cuando le tocas las pelotas con dos balones en el campo; no quita que a los leonesistas les metan hoy también dos balones al terreno de juego, a ver si aciertan con cuál les meten el gol. De todas las fábulas que recrean el mundo animal para explicar el humano, la que mejor se ajusta a esta sesión del tempero del Palacio de los Guzmanes es cuando la zorra invitó a la cigüeña a merendar, y le sacó miel en un plato; que si la zancuda este miércoles fuera el PP, a ver cómo lame; está la revancha, que llevó a la raposa otro día a casa del ave migratoria, también a merendar miel, pero en una botella de cuello largo; a ver cómo le mete la lengua, la zorra, a veces más espabilada por lista que por zorra. Otra de fauna para interpretar este día de los políticos leoneses y su voto en conciencia, si son de donde nacen o de donde pacen, es el ejemplo del cuquiello, que parasita el nido de pobres mirlas con sus huevos, luego de chupar los de la especie sableada. Suena un poco obsceno para referirse al papel del PSOE en esta parábola de leonesistas y castellanistas que nos metieron al papo abajo cuando el Mundial 82. Los que tachan el cartel de Castilla; los que le sacan brillo al cartel de Castilla. El pequeño Corleone lo tenía clarísimo.