LA LIEBRE
León Solos
P ara telonear la moción de la Autonomía Leonesa, el INE publicó a primeros de semana sus proyecciones demográficas para los próximos 15 años. El informe se asoma a la realidad de los datos socioeconómicos y de población para adelantar dónde andaremos en 2039. No parece que vaya a ser aquí. El censo mermará en otros 17.876 vecinos, mientras crecerán 11.304 en Segovia, 8.561 en Burgos, 5.372 en Ávila, 4.309 en Valladolid. En España, en total, aumentará el vecindario en 5,1 millones de personas. Pero no sucederá en León, donde lo único al alza se remitirá a la media de edad, otros 3 años, hasta los 53, y la tasa de dependencia, que pasará de 67,5 al 86,9%. Con estos datos, en el Palacio de los Guzmanes, el mismo escenario en el que se aprobó en 1984 el acuerdo para revocar la unción de León al yugo de Castilla, obviado después por la burla de los «intereses de Estado», los dos partidos mayoritarios escenificaron un teatrillo en el que se cambiaron los papeles: ahora, aquella derecha que armó el acuerdo con la revuelta de los diputados de AP y de la UCD, levantados contra la dictadura de las órdenes de Martín Villa, amalgamados en este PP leonés intervenido, mostró la docilidad de su sumisión a las órdenes del aparato de Valladolid y Madrid, mientras que el socialismo, entonces remiso y hasta hace dos días boicoteador, pese a la exigencia de sus militantes y concejales, se limitó a interpretar un papel que no le compromete a nada, pero le sustenta en el gobierno de la institución provincial.
La moción no implica nada por sí misma, pero sí retrata a una clase política más preocupada de su presente que de nuestro futuro, reflejo de una sociedad que levanta la voz pero baja la cabeza. El acuerdo no pasará de aquí, por mucha tanza al barbo con la que se adornen los discursos ministeriales que reconocen la legitimidad de la reivindicación. El leonesismo para el PSOE se ha convertido en un trampantojo, no muy diferente de aquella burla de la pancarta de «somos socialistas pero antes leonesistas» tras la que desfilaban los que luego traicionaron a León, y para el PP en un obstáculo que bloquea sus políticas de relación con las colonias. Hace 41 años, aquellos diputados provinciales predijeron el desierto demográfico en el que nos hallamos ya. Ahora, basta con andar atento al INE. La idea no pasaba por llegar a León Solo de esta manera. Ya les queda menos para lograrlo.