En animada tertulia
O tro año más, ya tengo sobre una banqueta los libros que leeré este verano. Y en dos filas simétricas. «¿Es para que le canten habaneras?», preguntará el lector cáustico pasado a la Tablet. Para eso o para que organicen entre ellos un festival de danzas populares. Si no les digo lo que tienen que decirme en sus páginas, menos voy a imponerles lo que han de hacer mientras esperan a ser leídos. Los libros son gente seria, se supone que no jugarán al streep-póquer, ni me saquearán la nevera. Me gusta agruparlos así, como si estuviesen en animada tertulia; dado que en mi interior van a dialogar entre ellos, mejor que empiecen ya en el exterior. Los leeré sin seguir su orden de llegada, de dos en dos. Los libros son muy susceptibles; sobre todo los de tapa dura; hay veranos que he visto hasta volar ceniceros. En fin, mi cerebro tiene ya reservado el derecho de admisión. No dudo que un ensayo titulado Metafísica cansina pueda ser muy interesante, pero si tiene más de 500 páginas me intimida y agradezco al autor que me avise desde título. Leer por leer, tampoco. Hace un par de años, Puigdemont escribió Me explico, sobre su tocata y fuga, ¿iba a comprarlo solo porque en la fotografía de la cubierta nos damos un aire? No, que luego se me pasa los años cantándome «Dime cuándo me leerás/ dime cuándo, cuándo, cuándo». Ahora leo menos, pero mejor. Disfruto leyendo a mis amigos. Por ejemplo, ayer, cogí de la banqueta Literatura griega contemporánea (Sial), de Alicia Villar, lo abro al azar y me encuentro con esta bella proclamación del poeta Kaknavatos: «El caos no tiene puertas». Y unas líneas más abajo, estos versos de Valaoritis: «Creo en la gran fuerza de la imaginación/ que no puede ver en el infierno un paraíso».
Además, leeré -ya he empezado- a Adrián J. Sáez, García Gibert, Jordi Aladro, Eduardo Segura, Víctor Fuentes… mi pequeña banqueta da mucho de sí. Lo del streep-póquer me parece excesivo, pero mi nevera está a su disposición.
Y releeré La isla del Tesoro , en la traducción de Julio César Santoyo, a partir de la de Torroba, que hace años publicó en Vicens Vives, con maravillosas ilustraciones de Ingpen. Algunos buenos libros te regresan a tu raíz y entablas con ellos animada tertulia.