A cañonazos
Y ahora, la novedad: también las hierbas se matan a cañonazos.
Mañanita de julio. Sol prometido. Ventana abierta. Que corra la fresca y relaje la calora grapada a muros y paredes. La calle, por peatonal, lo pide y lo permite, es silenciosa, aunque el farallón de morrillo de Las Cercas medievales que la flanquea por entero la convierte en caja de resonancia que multiplica el eco si hay chavalería botellona y tracatrá de los ruedines de esas jodías maletas de ahora que percusionan en cada adoquín como aquel batería loco de Los Indonesios que se tiró un solo de cuatro minutos dándole al parche en El Emperador cuando León quería balbucearse como capital de lo musico-vocal ibérico estrenando los 70, aquella vez en que a los peludos Beatles de Cádiz quisieron arrojarles al pilón de Guzmán abencerrajes cazuros hostiles a la modernidad.
Pero a las ocho de la mañana comparece en la calle un camioneto del servicio jardinil y dos operarios enfundados en mono fosforito sideral, gafa-escafandra, casco orejero y segadoras de mano a motor estridente que sólo sirven para afeitar césped, además de sopladores zumbones porque la escoba ya está proscrita de todo esfuerzo. El ruido es insoportable. Bestial contaminación acústica. Combustión pedorrera. Lo llaman sostenible. El untamiento toca diana como si la guerra de Ucrania bajara por la calle de La Rúa. De no creer. Un vecino con enfermo en casa recrimina desde el balcón, ¡¿a estas horas?!.... No hay tu tía. Ellos son unos mandaos. La operación sigue. Tienen toda la mañana por delante y la estirarán. El objetivo son los hierbajos que nacen al pie de la murallita, pero no los extirpan, sólo los rapuchan y, así, podrán crecer rápido con nuevos bríos. De eso se trata, no de atajar el gran problema, sino perpetuarlo o no habrá próximo gasto y alarde. Inconcebible, dice el vecino asombrado, que añade si no habrá por aquí un jubileta ocioso que encantado haría voluntaria esta labor con sólo azadilla y por un porrón con escabeche, como antes. El vecino vuelve a madecir. Y aquí se suscribe la moción.