TRIBUNA
El marido de Begoña
C ierto es que las cosas cambian. Aunque no queramos. Siempre se ha dicho que, cada siete años algo cambia en el cuerpo humano, interior o exteriormente, que, nosotros mismos, somos conscientes de vivir ese o esos cambios. De modo que esos cambios existen. Curioso saber que un pueblo tan creativo y filosófico como el andaluz, ya creó una letra para unas sevillanas que decía ‘al cabo de siete años quien te volverá a ti a ver’.
De manera que algo hay.
Ahora, como en los eclipses, es un momento en el que puede observarse que se está produciendo un cambio, en el presidente mentiroso que, también como en los eclipses, se veía venir.
Este presidente mentiroso ha pasado a ser ‘el marido de Begoña´.
Es tal el protagonismo acumulado por la mujer del presidente, Begoña Gómez que, ella misma ¿sin querer? Ha empujado a su marido y le ha sacado del foco donde él se encuentra como pez en el agua.
Está revolución de la clase política, peyorativamente hablando, con la situación y las formas de lo que se va descubriendo que llevó a cabo en algún momento la señora Gómez, traslada mucha preocupación a la sociedad. No se acepta que una persona por el mero hecho de ser la mujer del presidente tiene vía libre para hacer y deshacer negocios de todo tipo. ¿Quién es capaz de asegurar que los tejemanejes de esta señora pasaban inadvertidos al presidente mentiroso?
No seamos niños. Ya está bien. Nadie se creía eso como nadie se cree que esta señora empleaba caminos normales y protocolos estándar cuando quería poner en marcha alguno de sus proyectos. Mejor dicho, todos sus proyectos.
Ocurría, sin embargo, que siempre que lo necesitaba tenía al lado a la persona que podía facilitarle su objetivo. Y si no lo tenía al lado, lo mandaba llamar como ha ocurrido con el rector de la Universidad Complutense de Madrid.
¿Quién se niega a ir al Palacio de la Moncloa si recibe una llamada de la esposa del presidente que requiere su presencia allí? Pues eso ocurrió.
El resto es conocido por todos. Da vergüenza también que, bajo consigna, todos los ministros, como un solo hombre, han emprendido una defensa de la señora Gómez que produce nauseas. Especialmente cuando el ministro de Justicia, nada menos que de Justicia dice y repite un argumento en defensa de ella que parece creado por niño pequeño.
Pero decía que el hecho, no demostrado científicamente, pero aceptado por el ciudadano en sus términos genéricos, de que la gente, el ser humano, va cambiando con el paso del tiempo, y junto a la inquietante actividad profesional, con muchas sombras, de la sra, Gómez, apoyada en la importancia del poder de su marido hacen que, ahora, sea ella, la que cobre importancia y definamos, con sentido del humor que él es el marido de Begoña.
Así es España y así son sus gobernantes. Y eso es algo que los partidos apretando los dientes deben intentar solucionar. No es un Gobierno, el que tenemos, algo que podamos exportar como ejemplo, no ya de políticos, ni siquiera de personas. El cáncer de la corrupción y la malversación se ha instalado en nuestro país y dice que no se quiere ir. Que, en ningún país del mundo, con un par de excepciones, pasa lo que pasa en España, (eso lo decimos nosotros).
La gran pena de vivir este tipo de episodios es que se vislumbra un futuro verdaderamente negativo para las generaciones venideras, algunas ya están sufriendo lo que se avecina.
Tenemos un presidente que, además de mentiroso, está embriagado del narcisismo y del poder y eso, queramos o no, lo estamos pagando, como siempre, las clases menos pudientes, menos poderosas y más trabajadoras.
En definitiva, se está viviendo una legislatura que parece una película de chinos, llena de trampas que se tienen que ir sorteando si se quiere sobrevivir. La pregunta es, ¿hasta cuándo?