Diario de León

TRIBUNA

Héctor-Luis Suárez Pérez
 Investigador y antiguo mozo del barrio

Un año más: «por Santa Marina», antaño designación de julio

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E xpresiones otrora arraigadas como «por Santa Marina», hoy sorprenden o llaman la atención por desuso generalizado, desconocimiento u olvido por el paso del tiempo. Se une a otras referencias anuales de su género, algunas vigentes, como «por la Virgen» o «Ntra. Sra.», «pa San Roque», «por San Juan», o «por Santiago», todas veraniegas. Junto a ellas se integra en el patrimonio inmaterial, por su cotidianeidad en la tradición oral secular tanto entre capitalinos -vecinos o no del Muy Ilustre y Real Barrio de Santa Marina-, como entre oriundos de otras zonas de la provincia de León, Asturias o Galicia. Esta expresión, antaño y donde todavía está en uso, sirve para designar el mes de Julio o «Xuliu», haciendo innecesaria su mención. Por tanto, desde lo etnográfico, se constituye en un organizador temporal anual.

Fe de la frecuencia de uso pasado de la expresión «por Santa Marina» en la provincia leonesa y de su, entonces elevado nivel de relevancia social, se plasma a través de menciones en estudios varios: de índole etnográfica, literario costumbrista local o algunos estudios filológicos y cancioneros. Así y en este mismo Diario de León, en 2020 el profesor Roberto González Quevedo en su sección habitual en una de las variantes del dominio lingüístico leonés y asturleonés característico del noroeste provincial, acercó el ejemplo: «Marzu nialarzu, abril guviquín, mayu paxaral.lu, por San Xuan volarán ya por Santa Marina canta la paxarina». Retahíla pedagógica, antaño conocida en muchas zonas más de la provincia. Los cuentos en Dialecto leonés, de Caitano A. Bardón de principios del XX, también nos ofrecen otra referencia de la expresión que nos ocupa, por citar otro ejemplo.

Y es que, en esto del olvido, luchamos hoy contra un rodillo aplastante que afecta en negativo a muchos aspectos antes transmitidos de modo oral y vivencial. En concreto en nuestro barrio, ya pocos conocen mucho de aquello que se relaciona con el patrimonio y un conocimiento interdisciplinar. Es el caso de lo asociado a los propios nombres del callejero de nuestro barrio antañón. Por cierto y reivindico una vez más: «Barrio de Santa Marina», distrito municipal además que, constantemente en lo coloquial, suele ser suplantado en alguna de sus zonas por la denominación comercial de barrio de vinos «el romántico». Área, en principio, por sus mentores: el historiador Fernando Llamazares, el periodista Marcelino de las Cuevas y el vecino Eladio Santos solo asociada a las tabernas de la zona del jardín del mismo nombre o «del Cid». Hecho similar al, por uso indebido, acaecido con en el histórico Barrio de San Martín y el «húmedo».

A través de un paseo por las calles intramuros de Santa Marina, surgen preguntas. Por ejemplo, no todos saben hoy quién fue Santo Martino, sabio y milagroso fraile vinculado a la colegiata de San Isidoro. O el motivo de la calle Sacramento, como la Cuesta de la Abadía, colindante con dicha colegiata y lugar donde, de modo privilegiado y perpetuo recibe exposición devocional el Santísimo Sacramento. Un culto del que escribiera el investigador Juan López Castrillón, también con calle en el barrio.

Surge al igual, como curiosidad, conocer algo de nombres como Fernando González Regueral -calle donde se halla el mítico bar La Ribera-, político asesinado en la calle Cervantes; el decimonónico Pablo Flórez -antaño calle de Daoíz y Velarde y Canóniga Nueva-, persona de vínculo a la Sociedad de Amigos del País. O que el Cid salió de su calle del Cid para «ir a casar» a San Isidoro. Por no olvidar ¿qué era un «corral»? y conocer qué pasó en alguno de los tres del barrio. Es el caso de las escaramuzas bélicas contra «los gabachos» en «la francesada», tanto en el Corral de San Guisán como en el de Villapérez, de esa familia; o en el de San Alvito, obispo medieval leonés y abad de Sahagún directamente relacionado con el traslado a León de los restos de San Isidoro.

Detalles, más sencillos y obvios pueden conllevar calles como la de La Hoz, de morfología similar a tal herramienta y anécdotas «de capa y espada». Las del Convento, que desemboca en el de las Clarisas o la de Descalzos, por idéntico motivo; la era del moro, una era y donde se hacía la verbena a inicios del XX. La de Santa Marina, que conserva portada de aquella parroquia en el XVIII trasladada al exconvento jesuita en Serranos. O Puerta Castillo, allí ubicada y su arco. La calle y la plaza de San Pelayo, por desaparecido monasterio medieval del Santo Niño; El Espolón, tal vez por algún muro o contrafuerte de la presa; Arvejal, Torres de Omaña, la plaza del Vizconde -de Quintanilla con palacio en plaza San Isidoro-; Ordoño IV el malo, de vínculo a Córdoba. La Canóniga Vieja hoy Cardenal Landázuri, entre otras que en red recogen «cosinas de León» o el Facebook Amigos y vecinos del Barrio de Santa Marina, que mantengo. A ver si el Ayuntamiento nos conserva la variedad de diseños de placas de calle que tenemos. Patrimonio material que mostré e interesó a nuestro regidor. Un año más, que «viva Santa Marina», Barrio y Real Parroquia en León y no falten quienes las vivan y mantengan sus tradiciones.

En esto del olvido, luchamos hoy contra un rodillo aplastante que afecta en negativo a muchos aspectos antes transmitidos de modo oral y vivencial
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