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DIARIO DE LA ESTUPEFACCIÓN

J. M. Espí

¿Qué diría Paco Umbral?

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U no, que ha leído unas cuantas columnas de opinión de Paco Umbral, fantasea con dos cosas: llegar a estar a su altura algún día y saber qué es lo que escribiría en el mundo en el que vivimos ahora. Desde que murió, en 2007, han pasado muchas cosas. Demasiadas. ¿Qué diría Paco Umbral? Para los que no le conozcan, además de haber escrito en este periódico hace décadas, su estilo se caracterizaba por su afilada y sesuda crítica, aderezada con un humor que la hacía muy insultante para el pobre diablo que se cruzara con su pluma. Porque era un hombre que miraba por encima del hombro a la estulticia y lo hacía con motivo, con conocimiento de causa, el suficiente como para detectar la estupidez y reírse de ella. Un hombre culto que se tomaba la vida lo suficientemente en serio como para reírse de ella. Tontos hay en todos lados y en todo momento. Arturo Pérez-Reverte cree que son un peligro y seguro que Umbral le daría la razón. Pero qué divertido sería leer a Umbral riéndose de los tontos que me ha tocado vivir a mí.

¿Qué diría Paco Umbral de las protestas en contra del turismo de estos días en Barcelona? ¿Cómo describiría a las personas alternativas de mi generación, que pitan a los turistas y les disparan con pistolas de agua? ¿Cómo explicarle que esa juventud enfadada y que vive en la opulencia (que su sociedad no vivió) viste con ropa rota, pero cara, y que lo hacen para no parecer lo que en el fondo son: pijos? ¿Diría que hacen esas paridas en julio antes de irse ellos de viaje? ¿Cuántas de esas personas que ahora se quejan van a irse de mochileros a Holanda este verano a fumarse un porro? ¿Qué diría Paco Umbral? ¿Qué diría de algo tan absurdo como el ‘pajaporte’? ¿Diría algo de Escrivá? ¿Diría que nuestro ministro tiene cara de gastarse los 30 tickets del mes más rápido de lo normal? Igual se lo imaginaría con cara de disimulo, preguntando en una de las reuniones si las 30 «diversiones» serán por semana, «¿no?», diría aflojándose la corbata. Seguro que, por lo menos, una represión sexual así le sonaría, él, que vivió la censura y el puritanismo del Régimen, él que celebró el destape como una oda a la libertad. Seguro que sería divertido leerle. Yo, que no soy él, que no tengo ni su talento literario ni su cultura, simplemente imagino lo que Paco Umbral diría. Igual no se reiría. Puede que la estupidez de mi tiempo fuera demasiado para él.