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EL RINCÓN  Juan Carlos Viloria

Atapuerca, sin fin

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Se cumplen 30 años desde que en la sierra de Atapuerca, muy cerca del pueblecito burgalés de Ibeas de Juarros, un grupo de estudiantes que trabajaba en las excavaciones de verano descubrieran los restos del ‘Homo antecessor’. Aurora Martín, la estudiante que encontró las piezas dentales del homínido que habitó estas cuevas 800.000 años atrás, dio el grito de alarma aquel 8 de julio de 1994 para que Eudaldo Carbonell, uno de los codirectores, subiera a la parte alta de la Gran Dolina para exclamar emocionado: «Son humanas». Desde entonces aquella «aventura maravillosa» en palabras de Juan Luis Arsuaga, ha ido descubriendo miles de restos en lo que fue el hogar de los primeros homínidos europeos convirtiéndose en un lugar de referencia internacional para la ciencia paleogenética.

En el conjunto de cuevas y grutas ya había aparecido el cráneo de Miguelón, el más completo del Pleistoceno, entre los restos de al menos cinco especies distintas de homínidos, desde el ‘erectus’ hasta el ‘heildbergensis’. Pero el yacimiento de la Sima del Elefante, la Gran Dolina, la cueva del Mirador o la cueva Fantasma todavía esconden algunos de los grandes secretos sobre el origen de nuestros ancestros. De momento el descubrimiento de las piezas dentales del ‘Homo antecessor’ que debió habitar las grutas de Atapuerca hace casi un millón de años ha cambiado la historia de la evolución humana y puesto en evidencia que la colonización de Europa por las distintas especies de homínidos procedentes de África se produjo 300.000 años antes de lo que se pensaba.

Aunque han recibido premios y que se ha levantado en Burgos el Museo de la Evolución, creo que el impacto popular y el reconocimiento científico a nivel mundial todavía no está a la altura de su magnitud. Según los codirectores Arsuaga, Bermúdez de Castro y Carbonell, todavía queda un 99% de vestigios de homínidos por sacar a la luz y quizás para culminar la obra de Atapuerca al máximo nivel. Probablemente consistiría en llegar a establecer que nuestro ‘Homo antecessor’ es el ancestro común de neandertales y denisovanos y origen definitivo del ‘Homo sapiens’. Esa línea de investigación es en la que está trabajando el paleogenetista sueco Svante Pääbo, especializado en ADN ancestral. Al menos dos grupos humanos poblaban Europa antes de que aparecieran los primeros neandertales. Pääbo investiga si se trataría del ‘Homo heidelbergensis’ o del ‘antecessor’. Hay dudas sobre ambos, pero la búsqueda del ancestro desconocido que compartimos con los neandertales no ha hecho más que empezar. Y en ello Atapuerca tiene mucho que decir.