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PANORAMA Juan Carlos Viloria

Cosas que no se deben hacer

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La famosa frase del diputado del PNV, Aitor Esteban, puede haberse convertido en la síntesis del año de legislatura que se cumple ahora. «Hay cosas que no se deben hacer», dijo el diputado, un experto surfeador de la política en Madrid, mirando hacia el escaño de Pedro Sánchez. No se extendió mucho más. No citó a la esposa del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, ni las imputaciones que le han colocado en situación de investigada: tráfico de influencias y corrupción en los negocios. Pero todo el mundo entendió la indirecta. Suponemos que quería decir que la mujer del presidente no puede convertir el Palacio de la Moncloa en una oficina de negocios y un sinfín de actividades que ahora investiga el juez Peinado, por si fueran susceptibles de reproche penal.

Igual, también, en la famosa frase incluía, que siendo familia del residente en la Moncloa, te permitas el lujo de empadronarte en Portugal, trabajar en Extremadura, pagar impuestos lusos y despachar sin despacho en una institución pública. No sabemos si Esteban estaba pensando, cuando soltó la frase desde la tribuna, que entre las cosas que no se pueden hacer, aunque no estén expresamente prohibidas por la ley, también figure el coaccionar al juez para que archive la denuncia rapidito.

Lo que si parece evidente es que el portavoz del PNV no se siente cómodo con la moral elástica del Gobierno. O que, con la activación de un relato que atribuye un origen espurio a las informaciones que destapan presuntas irregularidades en su entorno familiar o en su Ejecutivo, se puedan tapar las responsabilidades políticas. El nivel de renuencia de Esteban y su partido al proyecto de mordaza informativa que prepara Sánchez, con la excusa del lodo y el fango, habrá que esperar para verlo. Pero el primer año de la legislatura, sin leyes, con una dialéctica frentista y sin cuartel, culpando a la oposición (en general, la ultraderecha para el Gobierno) de todos los tropiezos, de la falta de Presupuestos, del postureo en política internacional, de la división interna con Sumar, de la capitulación frente a los independentistas, se hubiera evitado atendiendo a una lectura amplia de la recomendación de Aitor Esteban: «Hay cosas que no se deben hacer». Como contrapunto a un Sánchez desgastado, Feijóo ha mantenido un discurso firme que refuerza sus sucesivas victorias electorales. Y un aviso a navegantes: la democracia puede tener su punto débil cuando la soberanía popular se sustituye por la soberanía partidista.

La frase de Aitor Esteban, mirando a Sánchez, es el epítome del primer año de legislatura
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