Cerrar

Creado:

Actualizado:

E ste miércoles no pude evitar la risa cuando vi las imágenes del presidente de Gobierno durante su comparecencia ante los medios de comunicación, con un gran cartel a su espalda y una palabra: ¡cumpliendo!

Pero después de la risa me entró un desasosiego profundo, previo a la melancolía. Y es que Pedro Sánchez no ha dejado de incumplir todo cuanto ha asegurado que haría o no haría.

El suyo es un largo historial de incumplimientos. Pero siendo esto grave, no es lo peor. Lo peor es que está desnaturalizando la Constitución, en realidad se la viene saltando según le conviene, es decir, según necesita los votos de los partidos independentistas.

El último machetazo es el acuerdo que ha sellado con Esquerra Republicana de Cataluña que, según el presidente, supone «un paso en la federalización de nuestro Estado Autonómico».

Ya inmerso en el autobombo, añadió que eso era una buena noticia para el sistema político español.

Es obvio que nuestro presidente debería pedir a algunos de los juristas que no dejan de dar palmas ante cuanto hace o dice, para que, al menos, le den alguna lección rápida de lo que es un Estado Federal, un Estado Confederal y sus diferencias con un Estado Autonómico. Si sus juristas de confianza están de vacaciones, incluso puede consultar el Diccionario panhispánico del español jurídico donde se define que es un Estado Federal: «Estado compuesto por diversas unidades territoriales, dotadas de autonomía política e instituciones de gobierno comunes a todas ellas, cuya organización, competencias y relaciones intergubernamentales están regidas por una Constitución como norma suprema de todo el ordenamiento jurídico».

Tampoco estaría de más que le expliquen que en un Estado Federal hay una «capital» de la nación. A continuación deberían explicarle que cuando se elaboró la Constitución, los «ponentes» primero y la comisión constitucional después, optaron por el Estado de las Autonomías y no por el Estado Federal.

Claro que nuestra Constitución se puede cambiar, pero no por la voluntad y los intereses de un solo hombre, en este caso Pedro Sánchez, sino como fruto del debate y del consenso entre las fuerzas políticas y la sociedad.

No, no se le debería de olvidar al presidente que la soberanía recae en todos los ciudadanos y que por tanto él no puede hacer y deshacer a su conveniencia. Es decir, no tiene el «permiso» de los ciudadanos de convertir el Estado Autonómico en Estado Federal sin consultarnos previamente.

Puede que parezca una «boutade» pero, en mi opinión, las decisiones que viene adoptando Pedro Sánchez respecto a Cataluña, son el camino a una independencia de «facto».

En realidad Sánchez está deslizando a nuestro país hacia una nueva realidad política que es un sistema autocrático.

Insisto: se puede modificar la Constitución o hacer otra nueva, pero lo que no es admisible es que un solo hombre la modifique por la vía de los hechos sin el concurso de los ciudadanos.

Por tanto, ese cartel que al Presidente le ha servido de telón de fondo para su comparecencia estival, no deja de ser un sarcasmo de lo más amargo: Pedro Sánchez no cumple, solo incumple.