Señaladas señoritas
Ser hombre o mujer no está valorado. Como la buena salud cuando la tenemos. Ser cis, dirían ahora. El lío con la boxeadora argelina que parece un hombre (un hombre guapo) hace ser consciente de la suerte que tenemos la mayoría de la población.
Sobre todo, en esta época en la que se enfrentan dos cornamentas: la reivindicación de lo trans y el odio a lo trans. La intersexualidad, como todo lo que resulta raro, no es para mentes pequeñas. Antes de Lia Thomas y su superioridad de tío en la piscina, estaba Caster Semenya, mujer que sí tiene cosas en común con Imane Khelif, que nació mujer, se educó como mujer y siempre ha sido una mujer en los documentos oficiales.
La boxeadora italiana que se retiró después de dos puñetazos no la puso en el punto de mira de los ceporros. Ya estaba. Y se ha disculpado. Aquí la víctima es Imane Khelif. Como lo ha sido Caster Semenya con sus cromosomas no normativos. Siempre me acuerdo de ‘Mi querida señorita’.