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NUBES Y CLAROS
María J. Muñiz

Nada por aquí, nada por allá

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Poco queda por decir del esperpento del presuntamente honorable expresident catalán, empeñado en seguir en el candelero a costa de comportamientos absurdos y pueriles que sí, desde luego que sí, ponen en ridículo a todos los estamentos del Estado y la Generalitat. Y en la picota a sus colaboradores. Como hace siete años, él se ‘exilia’ para seguir dando de qué hablar, y los que se quedan tendrán que apechugar de nuevo con las consecuencias penales de sus desvaríos. Allá ellos, que sarna con gusto...

El pueblo, su pueblo, ha hablado en las urnas, que es lo que ellos reclaman. Y les ha dado de lado. Ahí tiene el resultado, otra cosa es que no le convenga, pero ya estamos en otra fase. De todo este dislate al final queda lo que pregonan los magos: nada por aquí, nada por allá. Sólo mucho ruido y mucha lata, que distraen de lo real.

No es el caso del denominado honorable el único que ejerce el ilusionismo para disfrazar una realidad que detrás apenas esconde truco y medias verdades. De hecho los prestidigitadores abundan en demasía, hablan y hablan y proponen y proponen, con poca chicha que llevarse al diente al final. Lo sabe bien esta provincia, cuajada de hechiceros empeñados en decir que la cosa va mal (no hay que estar bendecido con el don de la adivinación para percatarse) y predicadores de pociones mágicas que llevan décadas pululando por el escenario local, sin haber dado hasta la fecha resultado palpable que destacar. En el mejor de los casos han sido positivos para sus egos, y si acaso para sus bolsillos.

También desde las propuestas de autogobierno, pasando por los cantos de sirena de todos los ‘hayque’ de cuanta organización hay que habla más que actúa, hasta llegar a las tibiezas reivindicativas en instancias institucionales superiores, la vida transcurre para el grueso de las localidades leonesas bajo el dicho del mago. Nada por aquí, nada por allá.

No es derrotismo. No es rendición. Es únicamente descripción. Obviamente León avanza en muchos sentidos, faltaría más. Pero se queda atascada en muchos más, y eso es algo que no estamos sabiendo resolver adecuadamente. Como sociedad en conjunto. Lástima, porque hay trenes que se pierden y es muy difícil recuperar. Pero bueno, de lo de los trenes ya si eso hablamos otro día...