M’han echau
Madremía, qué disgusto y en qué bochorno naufraga hoy mi alma, mi entidad y mi identidad identitaria de cazurro agazapau tras la su sebe escondiendo el fisgoneo, el maliciar, la envidia y el reburdie. Qué sonrojo arde ahora en mis mejillas. M’han echau, m’han condenau al ostracismu, m’han arrojau a les tiniebles exteriores, m’han segau la sebe con hocil garrulo y de cuajo hasta por bajo del tocón. Como en cueritos me estoy viendo. Ay, diosmío, qué vergüenza, ¿cómo salgo yo ahora a la calle?... El 28 de noviembre, sin saber el cómo y recelando del por qué, siendo yo recalcitrante y público agnóstico cazurrautonomista, me vi metido por decisión ajena y sin previo aviso en un chat de ese Whatsapp tan puto, esa red que tanto equívoco y enemistad siembra y tantus matrimonius desfaice. En su cabecera ponía « Leoneses », sin más. Con el tiempo y la deriva se aloja ahora ahí un ente que llaman « Unidad Leonesa », otro más, diciéndose «transversal» por ver si el rebaño crece en voluntades «pro autonomía de León». ¡Transversal! Qué bello. Y supongo que también «sostenible, resiliente, ecolindo, patriota y protestante», pues la protesta lubrica a todos los distintos y no tan avenidos que ahí se arriman cacareando sin parar y sin pasar de camarilla en número. Su matraca en estos meses me ha sido atorrante y macanuda, pero muy reveladora al tener a menudo esa peña en red no poco de corrala o charca ranera profetizándonos un futuro solateras por no ser capaces de salir de ella; es su sino. Y en estas, ayer, leo su último mensaje: «Andrés Fernández Ugt te eliminó». En paredón me vi. Eliminau. La red añadía «no puedes enviar mensajes a este grupo porque ya no eres miembro». Ya, ¿y si me declaro miembra?... Deduje esta pataleta infantil, idiota y sin estilo por el artículo que publiqué ese día, «Dar la lata», esgüevándome de que ahora exijan a la Diputación actuar como ¡preautonomía! Pues «muchas gracias, jardinero, por el gusto que has tenido; tantas niñas en el corro y a mí sóla me has cogido». Un alivio, Andresete. Y he de contarte más. Otro día.