El embudo del Cebrero
El conflicto generado por el desplome de los viaductos del Castro, en la subida por la Autovía del Noroeste hacia el Cebrero, sigue muy vivo. En este puente festivo han retornado las retenciones al auténtico cuello de botella que supone el final abrupto de la A-6, en la zona limítrofe entre León y Lugo, y que desvía el tráfico hacia la vieja nacional que atraviesa la localidad de Piedrafita del Cebrero. Se cumplen ya tres largos años desde que se interrumpió el paso de vehículo por esta zona de la principal vía de comunicaciones del noroeste. Entonces, se iniciaron unos trabajos que no dieron fruto. Se llegó doce meses después al colapso de uno de los viaductos, que se vino abajo en junio de 2022. Después, las alternativas para agilizar el tráfico fracasaron por la empinada cuesta habilitada para los camiones y solo cuando hace meses se estrenó el primero de los puentes —con un único carril— en dirección a Madrid empezaron a mejorar las cosas. Pero en sentido Galicia la precariedad aflora en cuanto se intensifica la circulación, como ocurrió en el arranque de este largo puente festivo estival.