Ojo al viñetista
Me roban la primera ojeada en la prensa escrita los obreros de las viñetas, el humor gráfico, el dibujo que satiriza la actualidad con licencia para lo corrosivo, la sátira ingeniosa y la burla inteligente, que no es lo común, y en cuya nómina cabe también por derecho alguien que últimamente atrapa por su agudeza y amplitudes gráficas, Riki Blanco , en El País. No se sujeta a estilos y sorprende con composiciones inesperadas, es distinto, como la viñeta que estoy leyendo ahora y veo que pide releerse y pensar. Dice « La identidad no debería ser un lugar cómodo donde reposar. Más bien tendría que ser un vehículo. Bueno, si me apuras, podría ser el asiento de un vehículo (pero que no sea demasiado cómodo )», con sólo un dibujito a pie de viñeta, un pequeño sillín de bicileta diciendo ¡hola!... o sea, hale, a rumiar. Riki Blanco es de los que irrumpe con fuerza y con rotulador bisturí de agudo filo.
Una compañera viñetista en ese mismo periódico es otra que tal baila, aguda y de dibujo ácidamente tosco, pero expresivo y retratador de lo que somos, Flavita Banana es ella, algo Maitena, chispazo femenino en el selecto corro copado de siempre por paisanos. Esta ovetense no pide hueco ahí, se lo dan por trenzar lo ácido, lo cínico y una buena carga de sentimentalismo; y planteando la cosa cotidiana inyecta controversia. Bravo por su mirada haciendo que su feminismo cierto no resulte obcecado o redundante al atizar también en campos propios por conocer de sobra a las paisanas.
Riki y Flavita ya pueden sentarse en altura y en ingenio como miembros de derecho en la Academia del Humor, la de los maestros, desde Chumy Chúmez al surrealista Ops (El Roto), y ahí Mingote , Gila , Summers, Perich, Forges ... o Gallego y Rey , rara firma en pareja pensando uno y bibujando el otro; y elevando a su amigo Peridis al trono más merecido por incansable en su rotring de autopsias políticas (no se jubila ni en ello piensa), sin olvidarme, cómo no, de nuestro entrañable Fer , que ridiculizaba con tiernísima agudeza para no hacer daño a lo bobo.