Las guerras olvidadas
La guerra no toma vacaciones. Llevamos muchos meses interesados en las dos más próximas y seguramente las dos que amenazan más a nuestra propia seguridad, la de Ucrania y Rusia y la de Israel y Hamás en Gaza. Pero nos olvidamos de las otras que continúan causando víctimas en el resto del mundo: la realidad es que de los 193 países que integran las Naciones Unidas, el organismo encargado de velar y defender la paz, 56 están en guerra. Es decir, uno de cada cuatro dilucidan sus problemas internos, fronterizos, ideológicos y, por supuesto, en la mayor parte de los casos intereses y ansias de poder a disparos de artillería, explosiones de drones o bombardeos aéreos.
Algunas de estas guerras llevan años y años sin solución. Entre la más recordada, y considerada como decana, es la de Siria que ronda ya los doce años. En cambio, la más reciente entre las activas es la de Sudán, entre dos facciones de las Fuerzas Armadas cuyos generales jefes se disputan el Gobierno sin que parezca importarles que ya han muerto varios centenares de miles de personas, tres millones han huido en busca de refugio en los países vecinos y en las ciudades destrozadas, empezando por Jartum, la capital, donde el hambre se ha adueñado de la población.
La lista es amplia e incluye prácticamente los cinco continentes. La mayor parte están en África: Sudán y Libia en el ámbito árabe, donde también late el conflicto del Sáhara y la tensión siempre peligrosa entre Argelia y Marruecos; en el África Subsahariana, los de la República Centroafricana, Nigeria, República del Congo, Burkina Faso o el conflicto del Nilo entre Etiopía, Sudán y Egipto, o los que se existen o se gestan en el Sahel, como Malí o Níger.
En Asia la paz siempre está amenazada entre las dos Coreas y actualmente en Myanmar, antes Birmania, donde grupos armados se enfrentan a la dictadura militar gobernante o el insalvable conflicto entre India y Pakistán por la región de Cachemira. Tampoco es de olvidar el enfrentamiento entre Armenia y Azerbaiyán en la disputa por Nagorno Karabaj.
En las últimas semanas estalló una revolución en Bangladés donde la veterana jefa del Gobierno, Hasina, tuvo que pedir asilo en la India dejando detrás un rastro de más de trecientos muertos. Son sólo algunos casos que pasan inadvertidos.
Mientras tanto aumenta el temor a otra guerra mundial, que sería la tercera en cien años, con tres zonas geopolíticas donde la tensión es una amenaza latente: uno en Europa, entre la Otan y Rusia; el segundo en el Próximo Oriente, entre Israel e Irán, y la tercera en Asia, entre China y Taiwán. En todos los casos, con la implicación de los Estados Unidos sujetos actualmente a un complejo proceso electoral.