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Sí, hoy en día estamos de enhorabuena porque viajar ya está al alcance de amplias capas de la sociedad. Hace decadas, embarcarse en un crucero sólo lo podían hacer viajeros con un buen nivel económico, hoy ya ha dejado de ser un lujo.

Como no lo es visitar el Taj Majal, bañarse en las playas de las Bahamas, suspirar ante la belleza de Venecia, o visitar Alaska.

Se puede llegar a Bali en un vuelo regular en clase business o en vuelo de bajo coste.

Eso sí, me pregunto por la motivación de algunos de los que emprenden viaje y ,en ocasiones, dudo que sea por el interés de «conocer» un lugar nuevo, con una cultura distinta,más bien parece que la motivación pasa por hacerse un selfi que colgar en las redes y decir «yo también estuve ahí».

Pensaba en esto mientras esquivaba a un nutrido grupo de turistas empeñados en hacerse una foto en el famoso Puente de los Suspiros de Venecia. Los observé durante un rato y lo que me llamó la atención es que en realidad no miraban el puente ni parecían sentir interés por su historia, el desafío era hacerse un selfi. Y es que está creciendo el turismo de selfi. Como si lo importante fuera demostrar que uno ha estado en tal o cual lugar y para ello fotografiarse en uno de sus monumentos emblemáticos.

La verdad es que el personal es capaz de las mayores tonterías con tal de hacerse un selfi. No es la primera vez que alguien sufre un accidente en el intento de hacerse un selfi molón. Hace unos meses también me tope en Roma con un grupo de turistas y uno de ellos estaba decidido a meterse en la Fontana de Trevi. Observando la escena me llamó la atención que el tipo que intentaba meterse en la Fontana no le dedicó ni un minuto a admirarla. Su objetivo no era otro que demostrar que había metido los pies en la emblemática fuente, dejando constancia a través de Instagram o cualquiera que fuera la red social de su gusto.

Sí, se está imponiendo el turismo del selfi, el deseo de demostrar a amigos y enemigos que uno ha viajado y ha estado «allí», porque lo importante es el «estar» y demostrarlo.

No me extraña que de vez en cuando haya desgraciados accidentes por el empeño de algunos de llevar hasta los límites de la estupidez que uno ha estado en África mirando de frente a un león. Lo malo es que el turismo del selfi se está extendiendo como una plaga. Quienes lo practican se pierden el verdadero sentido de viajar.