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Mal que crece, intromisión que campa a sus anchas y a lo largo, anuncios que se cuelan de repente o ya van ahí clavados impidiendo una lectura serena y seguida de un artículo o una noticia en móviles y ordenatas. Muchos recuadritos con propaganda se plantan ahí de repente ocultando parte de texto y obligando a pinchar su crucecita para que se esfumen. Es un no parar dando estocadas a recalcitrantes llamaditas y el estoque acaba en furias. Pero si no lograran tu interés, al menos dejarán en tu retina unos segundos la marca, un producto, un sueño y el tentar a comprarlo, que a eso vamos; y de ahí vivimos, reconoce el periodismo y el teleperiodismo. Pero la publicidad en lo digital está hoy cruzando mucha línea roja del estilo y el respeto. Ya no vale que ese artículo esté escoltado por publicidad fija; ahora lo bombardean además con publi en parcelitas de orla y colorín pillín, destellos o altisonancias, un morrillo en el camino a cada instante: ahí van unas segadoras para jardín o unas botas camperas de siete leguas o bragas de pícara lencería o coches, un partido de tenis. un estreno... normal, has ido a un templo informativo y en la misma puerta ya te asaltan los pedigüeños, no paran de pedir, te ruegan que les mires y les hagas caso, que remires y te admires... y ellos te admirarán como pescado fácil que ni intuye el anzuelo.

Imagínate que ves una obra de teatro o película; cada poco se planta ante tu butaca un tipo insolente y con cartelón publicitario te oculta la escena; y sabes además que nadie le impedirá repetir. Igual ocurre leyendo un maldito artículo en pantallita. Tanta mosca cojonera invita a dejarlo o a creer a menudo que acabó la cosa donde no... y adiós al párrafo final, el de la moraleja látigo o rizo inesperado buscando risas. Sigo creyendo que es indigno ver a periodistas o firmas convertidos en hombre anuncio, con cartelón a los hombros, alante y atrás (porque también deportistas o actores son gente-anuncio, te dicen). La publi lo va anegando todo. Y a gritos. Pero lo peor es que por cortita de ingenio y estilo se atreve a todo.