Quedar en los yogures
La librería Rizzoli de Nueva York era el sitio donde Frank y Molly, Robert de Niro y Meryl Streep se cruzaban. Esto pasaba en Enamorarse (1984). Cada uno se llevaba el libro del otro y eso daba pie al enamoramiento. No sé si la gente liga en Mercadona, en Aldi o en Carrefour.
Sé que hay gente que ha conocido a su marido en un avión, como María Bayo. Lo que no me cabe en la cabeza es que una memez de redes sociales, lo de que se liga en Mercadona a una determinada hora, acabe siendo una noticia distribuida por EFE. Claro que los periódicos (mucho más los medios digitales) tenemos mucha culpa de haber hecho de la nada de nadie algo de lo que hablar.
Rizzoli, en el 712 de la Quinta Avenida, luego en el 597 o cuando se trasladó a la 57th St. era una librería preciosa (desde 2015, la del barrio NoMad, en 1133 Broadway con la 26th St., menos). En todo caso, Rizzoli es un lugar bonito para conocerse. ¿Pero Mercadona? Vamos, ni Sánchez Romero.