Industrializar África
Escuchamos y leemos soflamas en contra de la inmigración como si fuera el peor de los males. Enfrente, el buenismo autodenominado progresista clama contra las mal llamadas deportaciones en masa porque son actuaciones que muy difícilmente se pueden producir.
Otra cuestión es que haya que devolver a sus países de origen a aquellas personas, seres humanos, que han incumplido la ley, que no respetan las normas de convivencia y que lo único que crean son problemas y buscan aprovecharse con ventaja de una situación que provoca emociones diversas y se utiliza con cálculos electorales.
Cuando hablan los expertos de verdad, conocedores de la realidad en un continente con países, tribus, tradiciones, culturas y religiones tan diversas coinciden en señalar como uno de los elementos clave para poder afrontar con ciertas garantías el fenómeno de la inmigración es la necesidad de industrializar esos países africanos. Cada uno con los recursos y materias primas de su territorio que permitan un desarrollo económico y social propio, instituciones solventes y sin la dependencia económica y comercial colonial que sufren actualmente.
La actividad económica capaz de crear puestos de trabajo con la calidad y continuidad suficiente para acoger a la mayor cantidad posible de la población lugar depende en gran medida de lograr instalar y hacer funcionar las industrias en los sectores correspondientes. Los inmigrantes africanos reflejan en su gran mayoría la juventud de unas sociedades que cada día son más conscientes de la necesidad de formación y capacitación para tener alguna esperanza de romper el diabólico bucle de la miseria provocada por la falta de oportunidades, por el azote de la sequía, porque sus opciones en sectores primarios están capadas porque esos productos pasan primero por el circuito que sirve para engrosar el PIB de potencias extranjeras.
La cruda realidad de muchos africanos pasa por verse obligados a emigrar de las zonas rurales a las zonas urbanas en sus países. Allí, la falta de oportunidades, la crisis económica de sus países con gobiernos corruptos en muchos casos que endeudan al país sin revertir en beneficios públicos esa pesada carga de presente y futuro o los conflictos de todo tipo generados por el control del poder y el dinero provocan la necesidad y el deseo de alcanzar una vida digna en los países desarrollados.
Antes, no conocían todos los detalles de la vida en otros lugares. Ahora con internet en sus móviles son conscientes de que hay otros que disfrutan de un muy atractivo nivel de desarrollo y comodidades. Para todos es indispensable industrializar África.