007
Un hombre o mujer de hoy debe convertirse, quiera o no, en el agente 007. Hay tantos ciberataques y estafas que cualquier gestión de internet lleva aparejada un montón de códigos de seguridad que te mandan al móvil o al correo electrónico. Como no hay gente en ninguna parte, todo son códigos secretos. El error de haber eliminado puestos de trabajos en beneficio de internet lo pagaremos caro. No hoy, pero sí mañana. Siempre habrá gente dispuesta a jaquear cualquier web o cualquier dispositivo de seguridad. Porque lo único que no era y no es ‘jaqueable’ es la integridad de un ser humano. Tal verdad se la han pasado nuestros listos gobernantes por el forro de los cojones; siento ser mal hablado, pero es que si no lo eres, la gente no se entera, porque ya solo escuchamos la hipérbole. Si tú dices la verdad sin énfasis, con palabras cultas y medidas, no te escucha ni dios. Hay que hacer de la verdad un espectáculo hiperbólico capaz de luchar, en vistosidad, con las ‘fake news’. No obstante, sentirse 007 delante de la pantalla de tu ordenador, esperar la llegada de un código a tu teléfono móvil, meter ese código en una casilla y que de repente se abra lo que sea que se tenga que abrir, te da un chute de adrenalina. Lo malo viene después, una vez tecleados todos los códigos de seguridad, y accedes al fin a la mierda de mensaje que te manda una entidad pública o privada. Y piensas que para comunicarte tal cosa no hacía falta perder tanto tiempo. Y ese es el tema fundamental, que nos roban el tiempo y por tanto la vida. No, no somos 007 averiguando códigos encriptados que van a salvar al mundo. Somos ciudadanos alienados por una tecnología barata y chapucera. Cada gestión que hacemos por internet nos roba la vida. Dentro de 50 años eso dirán de nosotros. Míralos: escribían códigos en una pantalla que al final decía «error, vuélvalo a intentar». El día que peten los sistemas informáticos, que llegará, colapsará la realidad entera. Tu dinero en el banco es solo una aplicación, números virtuales. Tu vida laboral la custodia un disco duro de la seguridad social que está pidiendo a gritos «jaquéame, soy virgen». Y los rusos lo saben. Conocen bien nuestro talón de Aquiles. Tú guarda las fotos de tu familia en el ordenador, mejor en la nube, y no las imprimas, ya verás lo que quedará de tu familia en 50 años. Yo te lo diré: nada, absolutamente nada. Por eso ya no hago fotos con el móvil, me acabo de comprar una Kodak de toda la vida. Más vale una foto no muy allá en cartulina que mil perfectas en la pantalla.