TRIBUNA
El Sínodo se acerca a su recta final
Muchos de los temas que aparecieron en la primera parte del Sínodo en octubre de 2023, como las mujeres diáconos y el celibato opcional para sacerdotes, quedarán fuera de la asamblea final. El Instrumentum laboris o documento de trabajo que guió los debates de la primera sesión del Sínodo, enumera una serie de temas y preocupaciones que surgieron durante miles de sesiones de escucha que tuvieron lugar en todo el mundo. En cambio, el documento de trabajo de este año, titulado Cómo ser una Iglesia sinodal misionera, se centra en la vida sinodal de la Iglesia, examinando sus estructuras, relaciones y contextos particulares en todo el mundo.
Durante la asamblea de 2023, la metodología usada incluyó mesas redondas de «conversaciones en el espíritu» en las que, a lo largo de un mes, los delegados discutieron y debatieron más de 100 cuestiones particulares. El nuevo documento de trabajo se ha elaborado a partir de los resultados de las conferencias episcopales de todo el mundo y de más de 200 comentarios de teólogos y congregaciones religiosas. El objetivo declarado del documento de 2024 es ayudar a conseguir la «maduración de un consenso» que eventualmente será enviado al Papa para su consideración final.
Entre las recomendaciones incluidas en el informe para tratar en octubre de 2024 se encuentran la llamada a crear más espacios de diálogo para que las mujeres puedan compartir sus experiencias y conocimientos, un mayor acceso a puestos de responsabilidad dentro de las diócesis y otras instituciones de la iglesia, un mayor reconocimiento del trabajo de las mujeres consagradas y un lenguaje más inclusivo en la predicación, la catequesis y los documentos oficiales de la iglesia. Pero sobre el tema muy discutido de la restauración del diaconado femenino, que resultó ser el asunto más polémico en la asamblea del otoño de 2023, el documento de trabajo afirma que es un asunto que será tomado en consideración por uno de los grupos de estudio establecidos por el Papa a principios de este año. En particular, señala que el grupo de estudio tendrá en cuenta las cuestiones históricas relativas a la ordenación de mujeres al diaconado con el fin de «contribuir a su maduración».
Más allá de las cuestiones relativas al liderazgo de las mujeres, el documento amplía el número de los temas que involucran a los laicos de manera más amplia y propone la posibilidad de que hombres y mujeres laicos capacitados prediquen durante la Misa y amplíen un número de ministerios bautismales separados de las Sagradas Órdenes. El documento de trabajo señala que ya en ciertos contextos el derecho eclesiástico permite que se designen laicos para coordinar las comunidades eclesiales, servir como ministros extraordinarios del bautismo y ayudar en las bodas. «Esta reflexión debería ir acompañada de una mayor consideración de cómo se pueden promover más formas de ministerio laico, incluso fuera de la esfera litúrgica», afirma el documento.
Según el documento de trabajo, se pedirá a los delegados que reflexionen sobre la naturaleza de las diversas relaciones en la vida sinodal de la iglesia «con el Señor, entre hermanos y hermanas y entre iglesias», sobre la transparencia, la rendición de cuentas y una mayor corresponsabilidad. Sigue afirmando el documento: «Si bien la práctica de rendir cuentas a los superiores se ha conservado a lo largo de los siglos, es necesario recuperar la dimensión de la rendición de cuentas de la autoridad a la comunidad». «La transparencia debe ser una característica del ejercicio de la autoridad en la Iglesia».
Por último, el documento también amplía el enfoque y el papel de las iglesias locales tanto para garantizar que la práctica de la sinodalidad se afiance a nivel local, como para reconocer al mismo tiempo que la descentralización probablemente significará que diferentes iglesias puedan adaptar diferentes enfoques sobre ciertas cuestiones. «Adoptar un estilo sinodal permite superar la idea de que todas las Iglesias deben avanzar necesariamente al mismo ritmo en todas las cuestiones», afirma el documento. «Por el contrario, las diferencias de ritmo pueden ser valoradas como expresión de una legítima diversidad y como una oportunidad para el intercambio de dones y el enriquecimiento mutuo. Para que este horizonte se haga realidad, es necesario que se plasme en estructuras y prácticas concretas».
Después de conocer el documento de trabajo para la última sesión del Sínodo: «Cómo ser una Iglesia sinodal misionera», sólo queda esperar que los sinodales hagan su trabajo y proporcionen al Papa un informe final capaz de revitalizar a la Iglesia el siglo XXI.