Diario de León

CUERPO A TIERRA Antonio Manilla

Tudanca

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En otoño, en cuanto el aire se presenta, comienzan a caer las ramas altas de los árboles. Las ramas rotas, que quedaron enredadas entre la copa viva de esos chopos que sujetan las orillas de los ríos mientras no llegue la ancha avenida de una tormenta lejana o la crecida artificial de las abiertas compuertas de un pantano. Esos vástagos tronchados, acaso hace mucho tiempo, pero que han permanecido en equilibrio funambulista atravesados entre los otros, haciendo un difícil encaje de bolillos, se precipitan cuando sopla el viento, produciendo un respingo en el pescador otoñal o en el paseante con perro por la orilla sobre la que creció su pueblo.

Luis Tudanca, como una de esas ramas rotas, afronta ahora la tangible amenaza de haber sido señalado por el dedo del líder de su partido, un político con fama de haber antepuesto siempre su propia supervivencia a cualquier cosa: los cercanos dicen que a su propia formación y los lejanos que al gobierno de la nación. No son estos los primeros aires a los que se enfrenta el burgalés, que lleva una década como secretario general de los socialistas y en 2019 encabezó la lista que fue más votada en la Unión, aunque un pacto entre populares y ciudadanos —sobre el que Igea en sus memorias se despachó a gusto— le hurtó la posibilidad de llegar a presidente. Ante los rumores certificados en Moncloa de que su cabeza será puesta en la picota en un congreso nacional próximo, ha manifestado que él se encuentra «con fuerza y ganas» para seguir al frente del socialismo de Castilla y León.

La secretaría provincial de Burgos, su lugar natal, ha salido al quite con prontitud: apoyan a Tudanca «ahora y siempre». En León, su segunda tierra durante mucho tiempo, el alcalde Díez, enemigo del enemigo de Tudanca, Cendón, tampoco ha visto razones para promover su sustitución, ya que no hay entre los cuadros autonómicos «nadie que pueda hacerle sombra». Sus opositores callan y maniobran precisamente en esa sombra. En los madriles están los fogones en que se cuece un potaje que no será de fácil digestión para los cuadros locales del partido. Aunque parezca mentira, juega en su contra la eficacia con la que revirtió los peores resultados progresistas en la comunidad cosechados por Óscar López, nuevo ministro, y que tampoco se ha llevado nunca lo que se dice bien con Óscar Puente. Alfombra roja.

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