Cortita y al pie
Respeto al Mansillés y Sariegos
Clubes como el Atlético Mansillés y el CD Sariegos tienen mucho mérito. El primero subió a Tercera Federación, categoría nacional, y el segundo a Primera Regional de Aficionados. Ascensos históricos para dos pueblos leoneses en los que el balompié es una parte muy importante en sus vidas. Nadie les puede quitar la ilusión en los primeros compases de la competición de tener que luchar contra todo y contra todos, por el mero hecho de ser novatos en sus respectivas divisiones. El nivel arbitral debe ser más ecuánime e impartir justicia siempre, aunque reconozco que no es fácil. Pero con lo que no comulgo es con aquellos árbitros que de forma premeditada dañan a los equipos nuevos, sin tablas en las categorías a las que llegan a base de mucho trabajo, y salvarlas es muy complicado.
Tanto el Atlético Mansillés como el CD Sariegos se toparon con dos arbitrajes de rompe y rasga contra sus colores. Expulsiones y castigos sin ton ni son porque sí, porque lo digo yo. Ni Cañibano Arias ni Regalado Matías fueron imparciales, según mi modo de entender el fútbol. ¿Qué hizo el mansillés Nacho para ser expulsado con roja directa? ¿O su entrenador Montaña al devolver un balón rápido al campo que llegó a sus manos? Nunca entenderé decisiones de colegiados de aquí estoy yo y soy el amo del prado. Eso jamás. Sobran en este deporte tan bello.
Arbitrar es complicado. Hay que tomar decisiones muy rápidas, en décimas de segundo, sin posibilidad de repetición y sin opción a otra herramienta que no sea lo que hayas podido ver en ese momento. Un momento en el que tus pulsaciones están a 180 y, aun así, se produce una acción en la que sin tiempo para casi poder pensarlo, tienes que tomar una decisión e intentar que sea lo más acertada posible, teniendo en cuenta que hay una parte perjudicada. Lo entiendo y es perdonable. Pero castigar a un equipo cuando se arbitra al estilo porque lo digo yo, eso no vale. Colegiados así no son de fútbol.