León en blanco
Creo que en los últimos tiempos el leonesismo está pulsando la tecla debida. No tanto el habitual toque a rebato, como el apostolado o propaganda que, como una fina lluvia de ideas, terminará por calar mayoritariamente en las mentes de los leoneses, abasteciéndolas de argumentos y razones con que combatir en términos de demografía, renta y empleo —los tres pilares de cualquier coyuntura económica— las falsedades de la Junta, así como denunciar con firmeza el mal empleo de los fondos de cohesión europeos realizado por el gobierno de la Unión, al distribuirlos también entre las provincias de mayor renta. Llego a esa conclusión a través de la lectura del documento elaborado por el Observatorio Económico de Proyecto León, que alcanza la quinta edición, acompañado además de una profusión de conferencias de sus promotores por diversos escenarios provinciales.
Que me disculpen los procuradores leonesistas en Valladolid, pero uno echaba en falta la existencia de alguien que les haga entender a los mandamases de la Unión que no son deseos de León, sino necesidades, las reclamaciones que se enarbolan. Alguien que aparte ese velo romántico de su mirada gobernante —tú le pones entre las manos un bastón de mando a un chimpancé y al instante comienza a comportarse como un académico— para hacerles ver que se trata de un desgarrado grito de auxilio y no de peticiones caprichosas. La calle no clama exigiendo antojos ni un plan de pensiones provincial con el que afrontar con cierta seguridad el tránsito hacia la desaparición, sino ese porvenir tan sencillo que consiste en seguir con vida. Algo bastante humano cuando hablamos de sociedades y no de individuos tomados de uno en uno.
Una vía, a mi parecer bastante acertada, es lanzar a los cuatro vientos no tanto encendidas proclamas como secos datos, que es lo que están haciendo los miembros de Proyecto León. Hacer que resuenen por las villas y pueblos las verdades del barquero sobre la situación socioeconómica que nos aqueja, con el prestigio que tiene en nuestros tiempos la ciencia como aval, es un excelente principio. Seguramente no sea suficiente para dar un golpe de mano electoral, pues no existe mejor encuesta de satisfacción que las urnas, y para ese objetivo quizá faltaría un liderazgo carismático, mas no está de más pregonar la evidencia de estos cuarenta años en blanco y como blanco de la discriminación continua de la Junta hacia León. Divulga, que algo queda.