Mastuerzos y mastuerzas
Costumbres mastuerzas siempre las hubo, pero que una sociedad repita durante años o siglos una acción estúpida o cruel no la ennoblece, por mucho que a los lugareños les ponga los pelos como escarpias. No bajo siete llaves… bajo catorce o aún más habría que mantener encerrado al mastuercismo, pero no hay manera. Recientemente, Antonio Martín, alcalde de Vita, en Ávila, siguiendo una insana costumbre de su pueblo local berreó en sus fiestas una tonadilla ensalzadora de la violación a una niña. El PP le ha dado el puntapié, partido donde estaba como independiente. «Aquí es costumbre cantarla», le han defendido algunos vecinos. Pero un himno pedófilo no es menos aberrante porque sea habitual cantarlo. Los burros han sido siempre burros, pero ellos lo son a mucha honra. De las escandalosas imágenes, difundidas en los informativos, pudimos sospechar que estaba ligada a la afición a la copa de más. El machismo suele tener otros vicios. Abochornado, el regidor asegura que no volverá a cantarse en el pueblo. Ni en la ducha, señor alcalde. La letra de la Loles era alta poesía comparada con esta otra. Vomitiva. La gestión política no ha de estar reservada a quienes tienen el coeficiente intelectual de Einstein, pero tampoco ser madriguera de animales. ¿Hemos perdido la sana costumbre de divertirnos con inocencia? Ahora mal, el susodicho lo mismo hasta arrasa en las próximas elecciones. Uf.
Sigamos con la cuadra, quiero decir con el cuadrante. Hace poco, en el ayuntamiento de Granollers se ha organizado un taller para enseñar a los jóvenes ‘Técnicas aplicadas de guerrilla urbana’, incluido cómo preparar molotovs y lanzárselos a las fuerzas del orden; ante la indignación policial y la actuación de la Fiscalía, la concejala responsable asegura que no sabía nada. La mastuerza tradición de creer que los demás somos tontos.
Mantengamos viva la buena y saludable costumbre de pensar primero; y, si no es mucho pedir, también después. Es gratuito, no engorda, ni provoca colesterol malo. «Ya, pero las agujetas mentales…», me dirá el alcalde de Vita. Bueno, pero solo es al principio, luego ya te acostumbras y hasta te presta. No perdamos la sana costumbre de disfrutar…. pero en civilizado, sin mastuercismo.