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El rincón

Diego Carcedo

Zapatero, una vergüenza nacional

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La gente, que es mucho más perspicaz de lo que creemos se pregunta estos días por la suerte que está corriendo José Luis Rodríguez Zapatero en medio de este escándalo universal que ha estallado ante la situación que se está viviendo en Venezuela. El ex vicepresidente español, a quien con tanta frecuencia veíamos sonriendo en su calidad de mano derecha del dictador Nicolás Maduro, ha desaparecido de la escena pública. ¿Dónde se esconde, por qué no habla, que tiene que ocultar? Son preguntas que se escuchan por todas partes.

Hay quien se pregunta también para que necesitaba el CNI espías teniendo a Zapatero tan vinculado al dictador. El ministro de Asuntos Exteriores que está manejando como puede y sin mucho éxito, ese papelón que España está jugando en torno al golpe antidemocrático que ha perpetrado Maduro para mantenerse en el poder, a pesar de que los ciudadanos huyen por millones del desastre que está causando al país y el miedo que la represión ha creado entre todos los que no le rinden pleitesía que son los menos. Menos mal que Margarita Robles, ministra de Defensa y lo más sólido del Gabinete ha roto el silencio y ha dicho la verdad, por mucho que moleste a los sátrapas de Caracas.

Con Zapatero, que pasó por el Gobierno con más pena que gloria, quedó bien claro que la diplomacia no entra entre sus conocimientos cuando, presidiendo el desfile de las Fuerzas Armadas se mantuvo ostensiblemente sentado ante la bandera de los Estados Unidos que portaba la delegación militar norteamericana invitada al acto. Fue un comportamiento inimaginable que no pasó inadvertido en Washington y originó una prolongada crisis en las relaciones internacionales con la primera potencia y con la que se mantenían incluso bases militares en territorio español.

Cuando abandonó el Gobierno ya nadie con criterio auguraba que su mediocridad y errores pasarían a la historia como un buen presidente. Y enseguida se demostró, observando que su influencia como expresidente sería escasa e internacionalmente nula. Su nombre se eclipsó en cuestión de semanas, pero su inquietud por seguir en primer plano y quizás sin contar para ello con el conocimiento idiomas, volcó su atención en Iberoamérica, donde parecía que podría desarrollar un buen trabajo no sólo en las relaciones de España sino también entre los países del continente tanto como conciliador en sus conflictos con la portación de ideas para su mejor entendimiento y cooperación.

La impresión es que, con reducida clarividencia, lejos de situarse en una posición de neutralidad como venía manteniendo España, enseguida se pasó al ámbito sandinista que avanzaba con su demagogia, y gracias a la riqueza petrolífera de Venezuela se estaba expandiendo por diferentes países y siempre a la sombra y bajo la tutela del hábil comunismo cubano. Nicolás Maduro, un personaje tosco y sin formación, le acogió como su consejero hasta implicarle de forma antidemocrática en el pucherazo con el que intenta perpetuarse.

Maduro se está quedando solo mientras Zapatero se oculta para zafarse de la vergüenza que su DNI nos afecta a todos.

Maduro le acogió como su consejero hasta implicarle de forma antidemocrá- tica en el pucherazo