Cifras soportables
Montañeros rebecos se despeñan rizando vértigos en una pared caliza que se les hace resbalón y verdugo... a moteros avezados se les riza una curva fatal y les grapa al quitamiedos... y a ciclistas sin rizar arcenes les atropella un furgoneto de reparto en carretera local solitaria que pedía prisa y confiarse. Son muertes previstas en los despachos, tontas a menudo, inexplicables casi todas por gratuitas, y sólo carne de estadística que aumenta. No se ve modo de frenar la hemorragia. Y ahí lo llevan muy mal los motoristas (70.000 peregrinaron Fátima este domingo a que les bendijeran el casco); cada año crece la cifra «soportable» de sus muertes, sobre todo en verano, que es cuando la moto mola y cuando también las bicicletas aumentan su número de bajas y escalabraduras serias. Parece que son cifras soportables porque se aceptan resignadamente viendo la cara resignada de Marlaska al recontar víctimas, cara de ir diciendo que no hay otro remedio que tragarlas. Podría decir por aliviarse la fatalidad (aunque no puede permitirse ese lujo) que no poca gente que cabalga en esos alazanes de dos ruedas inestables también van como van y que la mayor emoción de una moto es invitar a velocidad y a vértigo, tan similar al que pide la montaña, especialmente si es montada por un jinete novato explorando límites o por un pureta rockero que cree haber toreado en todas las plazas y curvas permitiéndose el mirar a las sapas bardas o grabarse una autopromoción viajera para su pavoneo en redes.
Siempre que nos duchan con estas cifras y estadísticas me vuelve la misma pregunta: ¿por qué sólo se habla de muertos y no de heridos?... hablen del que salió parapléjico, del que «mató» a su familia hipotecándoles ya todo su vivir, del que exigirá quince operaciones y quirófanos para recomponerle vértebras o rótulas, del que su muerte no fue instantánea pero se le hizo novia perpetua y cruel... vean que el muerto lo paga de una vez, pero al herido hay que pagarle cada día el resto de su vida... y que habrá familias o casos que hubieran preferido lo fatal... y ya.