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Nubes y claros
María J. Muñiz

La herida, esa herida, que no cesa

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La libertad se pudre desplumada en la lengua/ de quienes son sus siervos mas que sus poseedores./ Romped esas cadenas, y las otras que escucho/ detrás de esos esclavos.

Esos que sólo buscan abandonar su cárcel,/ su rincón, su cadena, no la de los demás.

El Ayuntamiento de Orihuela acaba de escenificar el bochorno de cuanto nos acontece cada día en este país polarizado en la estupidez y el encefalograma plano del tonto que sigue la linde. Como se sabe, la linde acaba y el tonto sigue. Cada uno en su formación, disciplinados, acríticos, rebaño informe.

Trató el plenario de políticos electos de la cuna del poeta la petición de la familia de Miguel Hernández de que el Gobierno anule los procesos abiertos durante el franquismo contra el poeta. Y cada partido tomó la postura misma que se esperaba si hubieran debatido la subida de la tasa del agua. Cada cual en su discurso, impermeable a la cuestión que se plantee. ¡Qué hartazgo!

No merece la pena enlodarse en el estercolero (ya no se puede decir fango, que te posiciona) del debate municipal, autonómico o nacional que viene al caso, o de cualquier otro. Todo está descontado. Todo está contaminado. Homogenizado y ensamblado en la doctrina militante hasta la asfixia.

No existe cuestión inmune al maniqueísmo y la imbecilidad, cuanto llega a cada mesa de debate (¿para cuándo la champions de tertulianos?) parte de donde ya se sabe y llega hasta donde se espera.

Mas esa es, al fin, la capa de grasa que reposa y espesa sobre el caldo de la sociedad latente. No existe cocinero que la filtre y retire, porque no hay interés en prescindir del embadurne que todo lo pringa. La mayor parte de la ciudadanía avanza día a día sacudiéndose las salpicaduras y, los más implicados, encogiendo los hombros con el cuello de la gabardina subido para que este otoño de sandeces no les empape con su chirimiri.

Da igual qué se debata o lo que se trate de poner en valor. Una peatonalización o el resarcimiento a un artista universal. Todo ha de ser interpretado desde la obediencia borrega: conmigo o con otra mi. Y de ahí al infinito de la arrogancia en cualquier asunto. Blanco o negro. Y necio punto pelota.

Son los encadenados por siempre, desde siempre. Ser libre es una cosa que sólo un hombre sabe...