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Juan Francisco García Marín ha concluido un intensísimo ciclo de ocho años al frente del Rectorado de la Universidad de León. El balance, según la práctica unanimidad de los que se han pronunciado, se merece un sobresaliente. Los avances en múltiples frentes han sido notables y quizá la mejor forma de percibir los apoyos ha sido lo ocurrido en las elecciones para elegir a su sucesor, en las que una mujer de su círculo más próximo ha conseguido arrasar frente a todos los pronósticos que daban por sentada la necesidad de una segunda vuelta. El mandato de García Marín incluyó un reto sin precedentes, la era covid, que vacío las aulas y suscitó la necesidad de adaptarse con rapidez para recuperar la actividad educativa e investigadora en un contexto marcado por las restricciones de contactos y las limitaciones de movimiento. También queda de su era la pugna por alcanzar Medicina, que esta semana vivirá momentos cruciales. García Marín ha sorprendido a algunos con su decisión de tomarse un respiro. Su solicitud pasó ayer por el Consejo de Gobierno de la ULE.