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CUERPO A TIERRA Antonio Manilla

Están como para gobernar

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Hay decisiones que son contrarias a la realidad, porque rechazan los hechos incontestables. Se estará temiendo el lector que hablemos del frío leonés y la promoción del transporte de tracción humana que con tanto descabellado ímpetu se obstina en imponer nuestro alcalde, pero esta vez no será así. Por suerte o por desgracia (suerte para el columnista y desgracia para los ciudadanos), nuestros políticos parecen cortados todos por ese mismo patrón de gestionar contra los hechos que conforman la realidad y dudo que haya día que, leyendo el periódico, el lector no se lleve las manos a la cabeza ante irracionales o incongruentes iniciativas de esta o aquella administración, temiendo que hayan salido directamente de alguien ataviado con un sombrero loco.

La hiperrealidad designa a esa incapacidad de la conciencia para distinguir lo existente de lo fantástico y la realidad del deseo. Cierto es también que la percepción a veces no conduce a la verdad, pero es la más fiable fuente de información de que disponemos la mayoría de las veces. Complementada por la lógica humana, nos ha valido para erigirnos en la especie triunfante en la carrera por la adaptación. El automatismo perceptivo, apoyado en la reflexión, suele funcionar. Es esencial para establecer objetivos en la gestión pública de los recursos de todos y orientarlos hacia el asunto que se antoja prioritario: el incremento de la calidad de vida. Aunque uno no tiene esto tan claro si de políticos leoneses hablamos, en quienes las extravagancias de la percepción demasiadas veces se les van por los cerros de Úbeda.

Hace nada hemos conocido las concesiones presupuestarias que el señor Diez ha hecho a sus no-socios de gobierno leonesistas, sin cuyos votos sería imposible que siguiera siendo alcalde. Cualquiera habría esperado algún tipo de acción encaminada a paliar algunos de los chancros que aquejan a nuestra ciudad: suciedad urbana, grafitis descontrolados, aceras llenas de verduras en cuanto se sale del cogollito del centro, viales apenas iluminados, fiestas de cuarta división y política cultural tercermundista, una movilidad puesta en entredicho por peatonalizaciones indiscriminadas y un aparcamiento mermado por terraceos excesivos, por mentar las más obvias según las quejas de los ciudadanos. Quia. Esto es lo que graciosamente se ha concedido, porque es de suponer que fueron sus peticiones, a los leonesistas de la UPL: arreglar un aparcamiento subterráneo, concluir un carril bici y erigir una pasarela nueva sobre el río Bernesga. Están como para gobernar estos.