La Fiesta Nacional
Todos los países del mundo tienen un día señalado en el que celebran su Fiesta Nacional. La fecha elegida da para un catálogo extenso. Hay países como Francia que el 14 de julio celebran la simbólica toma de la Bastilla y con ella el inicio de la Revolución que acabó con el Antiguo Régimen. Los Estados Unidos el 4 de julio, el día de su independencia. Otros, caso de Grecia, lo celebran por partida doble: el 25 de marzo en recuerdo de la Revolución contra los turcos y el día 28 de octubre el día del ‘Ohí’, el ‘No’ dado por el Gobierno griego en 1940 al ultimátum de rendición que les había planteado la Italia invasora de Mussolini. Un acto de dignidad que para los griegos de todos los colores políticos es un legado de orgullo que se transmite a través del tiempo. Y nosotros, los españoles ¿qué conmemoramos el 12 de octubre, día de la Fiesta Nacional? Pues lo evidente: el recuerdo del Descubrimiento de América.
Un encuentro entre dos mundos que al pasar de los siglos ha ido fraguando la identidad del grueso de los países del continente americano al tiempo que a través del idioma —el español como lengua común de cerca de 500 millones de personas— ha forjado lazos culturales indelebles. Y afectos capaces de resistir las andanadas de quienes como ha sido el caso de los dos últimos gobiernos de México han tirado de manual populista para emponzoñar las relaciones con España con la idea de desviar la atención sobre sus gobernanzas fallidas. Al precio de tergiversar la Historia porque la Conquista si bien tuvo en Hernán Cortés el motor nunca habría podido culminarla sin la masiva participación de los pueblos indígenas —tlaxcaltecas, totonacas, etc— que malvivían esclavizados por los aztecas lo que en práctica según el decir de algunos historiadores resultó que «México conquistó a México».
En el plano de lo simbólico evocar la gesta de los primeros españoles que hace cinco siglos llegaron a América al tiempo que un acto que hace justicia a su valor es el reconocimiento de que la proeza llevada a término por nuestros antepasados inauguró un capítulo estelar en la Historia de la Humanidad.