No a la fealdad
España podría venderse tan bien como Italia, si nos esforzáramos un poco. Viajo por un montón de ciudades españolas porque estoy de promoción de mi último novela. Todas tienen un patrimonio histórico y arquitectónico excepcional. Hay que cambiar la actitud estética. Es una cuestión de glamur. No tenemos glamur, como sí lo tienen los italianos.
Deberíamos empezar por el café. Si entras en un bar de alguna ciudad española, en una plaza barroca, por ejemplo, y te sirven un café ardiente y de tres dedos de agua, quéjate. Basta ya de que en España no se beba buen café en los bares, y así con todo. Somos tan necios que no sabemos darnos cuenta de que la belleza factura. Si yo fuese ministro de Educación introduciría una asignatura en la enseñanza secundaria titulada ‘glamur’, en donde se formasen ciudadanos y ciudadanas con sentido de la belleza. Sin belleza no se puede vivir. O como mucho se sobrevive.
Tenemos todo lo que tienen los italianos, pero no sabemos venderlo. La elegancia, la sofisticación, el matiz, la decoración, la belleza, sin eso solo nos quedan playas llenas de los turistas pobres y borrachos de la Europa del norte, cerveza barata y sol. Nadie me hace caso. Llevo veinte años diciéndolo y nadie, absolutamente nadie, me escucha. He visitado ciudades españolas en donde deberían sentar en el banquillo a los concejales y arquitectos que permitieron la construcción de barriadas de pisos infames, que deterioran y manchan la vida. No manchéis la vida, por dios. Qué puede hacer un hombre solo gritando en este desierto. No a la fealdad ya. Pensad en Italia siempre, porque podemos convertir España en una aspiración a la gran belleza de nuestras calles, nuestros edificios, nuestras catedrales, nuestra forma de estar en el mundo. Arréglate. No vayas en chándal, por favor. Ponte una americana, las hay por 10 euros. Procura que tus ojos reflejen erotismo y pasión. Ve a la ópera. Vale una pasta, eso sí. Pide una programación de ópera y teatro en tu ciudad. Protesta con rabia contra tu ayuntamiento si ese ayuntamiento es incapaz de crear cultura. Sé especial. Lustra tus zapatos. Ve a hacer la compra vestido como un príncipe. No es cuestión de dinero. Es cuestión de tu voluntad. Saluda a la vida. No permitas ni una puta rotonda más en este país de todos los demonios convertidos en las rotondas más feas del mundo. Que se vayan los ministros y el Rey de España a vivir a urbanizaciones con rotondas. La belleza es un derecho político, porque sin belleza no eres un ser humano sino un esclavo más, un animal triste.