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Con tanta palabra guapa que se muere tristemente, ¿qué hacer?, ¿quién las llora?, ¿y a cuántas cabría reanimar?, ¿podría resucitarse una o dos docenas?, ¿cómo nos suena hoy un albérchigo , un macarelo , una parusía , un sacapotras , un tresalbo , un carpanta , un miramelindo ?...

Cambia la vida y cambian las palabras que la nombran. Es el pueblo quien las acuña y las rueda antes de que el académico las fije, limpie y dé esplendor. Y es también el pueblo quien acaba matándolas, pasa de usarlas, olvida; el pueblo está siempre a lo suyo y lo viejo no ayuda ante nueva idea, nuevo sentir, nuevo ganar. Pero nunca mueren todas, ni del todo, si hay quien las reanime de voz o letra por ser palabras de viejo perfume fijador que pueden venirle bien a nuestra lengua tan limitada, tan vaga y tan contaminada con cositas de ese inglés que impera en todo el andar y el negocio humano de esta parte del mundo y de la otra a medias con el chino.

El dato: 94.000 palabras tiene el diccionario; al lenguaje activo le sobra con 10.000 y al coloquial con 1.000 le basta. O sea, que 80.000 están mudas o muertas al no usarse o en trance de morir. ¿Y no tienen derecho a una ambulancia o a paliativos con alguien que las recuerde y les devuelva el alma pequeñina con ecos o tinta? En el gran diccionario que nutrieron vidas y modos anteriores hay rescoldo, brasas que aún achisparían el pensamiento actual; aquí la serendipia tiene su papel de feliz sorpresa; y el petricor esparce perfume de lluvia sobre tierra seca... mmm.

Hay palabras de mucha música además; ahí desfilan cancamurria , tanganillo , garambaina , zangolotino , sesquicentenio (150 años), tremolina , gaznápiro , borrajo ... ¿quién dijo que perdieron su perfume?... ¿y quién dirá que no lo tienen -y bien fuerte- las palabras que cada poco tiene que hospedar hoy la Rae porque el pueblo ya las rodó y las hizo lengua?... véase: machirulo , perreo , crudité , cachopo , poliamor, pansexualidad , hisopado , audífono , toballa , chundachunda , oscarizar, no binario ... Las palabras son siempre el perfume de su tiempo.