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Hojas de chopo

Alfonso García

Inversión, no gasto

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Viejo asunto entre nosotros. La cultura ha sido tradicionalmente la hermana muy pobre de los presupuestos y se ha movido, salvo raras excepciones, en los ámbitos de la dejadez o del olvido. La consideración de gasto es, creo, una de las grandes confusiones que corren en estos tiempos imprecisos que, sin embargo, buscan argumentos para fortalecer las debilidades. La cultura como fortaleza es una inversión que suele dar frutos a medio y largo plazo si se estructura y piensa con criterio y razonamiento. No todo vale para meter en el mismo saco, no todo vale como ejercicio esporádico, sin compromiso ni convencimiento, sin apelar al enriquecimiento de la condición humana. Necesitamos dirigentes que consideren así la cultura, no que la desprecien ni la pongan permanentemente en entredicho. Bastante frecuente, creídos algunos que la autoridad es patente de corso.

Es cierto, sin embargo, a mi juicio, que en los últimos tiempos muchas ciudades y poblaciones importantes y teóricamente menos de esta provincia han apostado con criterio por la cantidad y calidad de las manifestaciones culturales. Activas, permanentes, interesantes, generando posibilidades de elección en áreas diversas y en casos innovadoras. El pulso cotidiano de las ciudades del país están en esta dinámica, tan atractiva como generosa de resultados. No pocos pueblos leoneses, dentro de sus posibilidades y en especial durante el verano, se unieron a la tendencia e hicieron fructificar no pocos sueños e ilusiones. Merecen el mayor de los respetos y no pocas atenciones.

Otros, en la misma línea de dejadez ya histórica, siguen apuntalando la esterilidad como norma y progresivo deterioro. A los hechos. Tal es el caso de ciertas zonas del Alto Bernesga, desamparadas en no pocos casos. Pueblos que no atienden y valoran su patrimonio, que no aceptan la cultura como actividad humana o no promocionan sus valores suelen tener el silencio definitivo como destino. Siguen anclados en la convicción de que la cultura es un gasto que no merece la pena. Me cuentan que el Campus Musical celebrado el verano pasado por estos lares, con el enriquecimiento y la alegría que llevó a sus gentes, no tendrá continuidad. Una pequeña cantidad económica tiene la culpa. Fobias, personalismos que dictaminan el bien y el mal, decisiones unilaterales alejadas del diálogo, silencios de complicidad siempre han de estar alejados del poder, al menos el entendido en su noble valor y significado.