Las orejas del lobo
La Patrulla Verde de la Policía Municipal de Ponferrada rescataba hace unos días a un búho real atrapado en el patio interior de un edificio de la ciudad, en plena noche. Ignoro cómo el ave de plumaje moteado y ojos penetrantes terminó allí, porque la Policía no ofreció más detalles, pero supongo que debía ser un inmueble demasiado alto. Incluso para las alas de un búho.
Ese querer volar y no poder hacerlo sin ayuda porque delante hay un obstáculo insalvable, parece una buena metáfora. Un símbolo que puede aplicarse a muchas situaciones.
A los enfermos de cáncer del Bierzo, por ejemplo, que han visto cómo la falta de oncólogos ponía en entredicho, otra vez, la atención que ofrece el Hospital El Bierzo, uno de los peor considerados de la comunidad autónoma. Por no decir de más lejos.
En la Junta de Castilla y León, titular de las competencias en Sanidad, le han visto las orejas al lobo. El descontento y la alarma social son evidentes. Por eso se han apresurado a anunciar medidas. Tras el cambio de gerente, este miércoles visitaba el Hospital El Bierzo el propio consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez, y adelantaba una serie de mejoras en la Atención Primaria y en la Hospitalaria que van más allá de las primeras medidas que buscan incentivar a los oncólogos para que elijan el centro como lugar donde desarrollar su actividad médica y no se encuentren con un servicio saturado.
Los rostros eran muy serios mientras el consejero y su comitiva anunciaban que la Junta invertirá 14,7 millones de euros en un plan que dotará al Área de Salud del Bierzo y Laciana de una serie de servicios que van desde la pediatría a la atención a nuestros mayores, desde los cuidados del corazón al suelo pélvico. Y nuevos pasos en la instalación de ese acelerador lineal que todo el mundo espera.
Los rostros eran muy serios porque saben lo que se juegan. La Sanidad Pública merece más atención, más dinero y menos conciertos con la privada. Y algo parecido ocurre con la Educación y la vivienda. Hasta que no se acerca al lobo no reaccionan.
Y ahora solo queda ayudar al búho a volar. Sacarlo del patio, porque no tiene ningún ala rota, y dejar que regrese al fondo de la noche.